Aunque son más herramientas que técnicas, el incienso y las velas son ayudas tan frecuentes a la meditación que merece la pena nombrarlos. Pocos refugios o monasterios están completos sin toda una colección de velas trémulas y el inconfundible humo aromatizado. Su pureza elimina la corrupción.
Aburridos o incluso repelidos por las fórmulas del incienso "mortal", muchos Kuei-jin crean sus propias recetas a partir de cenizas, grasa de bebé, polvo de cadáver, sangre seca, huesos machacados, hierbas venenosas y flores espirituales (recogidas en los Mundos del Yin y el Yang).
Aunque estos olores suelen ser terribles para los vivos, los maestros vampiros aseguran que este humo tiene un aroma calmante.
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