La carne supuestamente es una ilusión; para romperla, muchos buscadores atormentan sus cuerpos y los llevan más allá de los límites del dolor, alcanzando el éxtasis. Tan popular como el "primitivismo moderno" se ha vuelto en el mundo Occidental, sus raíces se encuentran en Asia, donde esta autotortura se ha convertido en una exquisita forma de arte.
El Mantra del Dolor es un "pasatiempo" popular entre los Kuei-jin; un alma que ha experimentado la gloria del Mundo Yomi tiene límites muy superiores a los que ningún mortal es capaz de comprender.
Motivados por una combinación de fervor, deseo, autodesprecio y exhibicionismo, algunos Catayanos se rompen los huesos y los retuercen, atraviesan sus genitales con alfileres al rojo, se flagelan, se tatúan el interior del cuerpo y luego vuelven a coserse y se dedican a otros muchos actos de automutilación. Su dolor se convierte al tiempo en sacramento y declaración estética.
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