Muy pocos se fían de esta Disciplina, incluso entre los Kuei-jin. Los practicantes de Cultivación aprenden diversas técnicas para comulgar con su P'o (o con el de otros) e influir en él. Para un maestro en esta Arte, el Demonio no es más que un viejo amigo de la familia, una criatura indisciplinada que debe ser corregida en ocasiones, sí, pero útil de todos modos. De hecho, muchos de estos Kuei-jin muestran a menudo su semblante P'o como Arquetipo Hun.
A pesar de su mala fama, los practicantes de Cultivación son un mal necesario en la Quinta Edad, especialmente con la llegada de los Kin-jin. Dada la relativa falta de familiaridad de los demonios occidentales con sus Bestias, un conocedor de esta Disciplina puede lanzarlos a un frenesí destructivo con relativa facilidad.
Por desgracia, dada la naturaleza impredecible de Cultivación, al hacerlo a menudo se sufre el mismo destino que las víctimas.
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