Camboya es uno de los países más abusados del Reino Medio y sus tierras y su población destrozadas son campo abandonado para los parásitos Kuei-jin. Entre los templos rurales y los wat del país aún existen grupos de los Jemeres Rojos. Estos rebeldes atacan constantemente al precario gobierno, pero los que sufren las represalias son los diezmados campesinos. Las prisiones estatales, aún llenas de viejos prisioneros de los guerrilleros, reciben ahora a los propios Jemeres Rojos, haciéndoles compartir la celda normalmente. Los Kuei-jin visitan con regularidad las prisiones para alimentarse no solo de la fuerza vital de la sangre, sino también del odio y de la miseria psicológica creadas.
Laos siempre había sido un lugar salvaje, pero los más de dos millones de toneladas de bombas caídas durante la Guerra de Vietnam destrozaron su paisaje y causaron graves daños a las Líneas de Dragón. A pesar del impulso modernizador del resto del Sudeste Asiático, Laos ha quedado totalmente al margen, olvidado por los mortales y por los Kuei-jin. Los daños causados por los defoliantes a su ya débil agricultura han sumido al país en la depresión. Los pocos Catayanos que quedan no se marchan porque no pueden encontrar otro lugar a donde ir, o porque no disponen de ayuda para escapar.
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