Esta vulnerabilidad fue descubierta por los Kuei-jin de la Cuarta Edad durante un terrible conflicto entre las Cortes del Emperador Amarillo y el Fénix Escarlata. Combinando sus poderes, los Kuei-jin del Fénix crearon en el cielo diez soles para quemar a sus enemigos. Sin embargo, estos orbes también secaron los ríos de las regiones meridionales y dejaron a los asentamientos mortales sin agua, destruyendo las cosechas y haciendo estéril la tierra. Como respuesta, un hechicero mortal llamado Yi detuvo el conjuro. Encantando nueve flechas, Yi subió a una montaña y las disparó hacia los soles. Todas acertaron, quemando nueve de los diez soles y rompiendo la magia. El verdadero sol permaneció en los cielos y Yi volvió los encantamientos solares contra los codiciosos Kuei-jin.
Los Catayanos creen que el hechicero los maldijo a perpetuidad por su temeridad, condenándoles a operar durante las horas oscuras. Más tarde, los descendientes de Yi y algunos de sus aprendices supervivientes se unieron para detener las depredaciones de los Kuei-jin entre los mortales. Esta banda de cazadores informales y letales ha ayudado abiertamente a las poblaciones rurales durante tres mil años, asistiendo clandestinamente a las fuerzas de policía metropolitanas durante siglos. Al contrario que la Inquisición, estos Shih (como se llaman a sí mismos) no buscan activamente a los Kuei-jin para exterminarlos. Solo actúan cuando se requieren sus servicios, ya que, como todos los mortales del Reino Medio, creen que un Kuei-jin tiene derecho a intentar su redención Dhármica. Sin embargo, si un Kuei-jin se extralimita los Shih actuarán con un fanatismo que avergonzaría a la Sociedad de Leopoldo.
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