Parte 01: La Llegada de los Hijos de la Serpiente

Los Bishamon vivían entre las culturas Jomon y Yayoi del Japón antiguo, antes del establecimiento de la primera Dinastía Imperial, los Yamato. En esta estructura social primitiva, que organizaba a grupos de elite en clanes llamados uji, los Bishamon solían ser considerados dioses patrones, de un modo similar a los Kuei-jin en la China Shang. Los líderes de estos clanes, que servían también como sus sacerdotes principales, eran conscientes del poder de los Catayanos y a menudo imploraban su poder sobre las fuerzas de la naturaleza y las cosechas. Los Bishamon también protegían a sus súbditos mortales de los Kumo, las Arañas Trasgo y los Reyes Yama a los que éstas servían.

Los Kuei-jin de la Corte del Dragón Celeste comenzaron a llegar a Japón hacia el año 600 a.C., siguiendo las migraciones humanas desde la península de Corea. Estos primeros Kuei-jin conquistadores fueron llamados los Hijos de la Serpiente por los shen nativos, ya que está escrito que llegaron a través del Estrecho de Tsushima a lomos de grandes serpientes marinas. Al contrario que las migraciones mortales, la llegada de los Kuei-jin chinos y coreanos fue muy violenta. Los invasores atacaron a los Bishamon y a otras familias Catayanas. Los nativos se retiraron hacia sus moradas subterráneas, desapareciendo durante décadas. Los Hijos de la Serpiente se establecieron con diversas estructuras familiares, siendo la mayor de ellas la que llegó a ser conocida como Casa Genji.

La primera Corte Imperial de la línea Yamato llegó al poder en el 660 a.C. Jimmu, el emperador mortal, era una fuerza poderosa a la que los Genji tenían que enfrentarse, ya que había tomado en su círculo interno a un grupo de mujeres chamán que le habían enseñado a repeler a los Kuei-jin. Vista la formidable oposición, los Genji se conformaron con permitir que la cultura mortal se desarrollara por su cuenta, aunque siguieron alimentándose de aquellos primero japoneses (que a veces los denominaban "gaki").