Muy por encima del Reino Medio se encuentra el salvaje y caótico Mundo Yang. Este lugar alberga un número casi infinito de Reinos y sus constantes transformaciones hacen que éstos parezcan aún más numerosos. Es posible encontrar Paraísos e Infiernos, mundos de ensueño y de pesadillas, el Reino de los Espíritus Luchadores y las Cortes de los Dragones. Aquí vagan espíritus de todo tipo, algunas personificaciones de ideas y objetos, otros representaciones de su propia monstruosidad.
Aunque son menos las almas mortales que pasan al Mundo Yang que a su sombría contrapartida Yin, muchos moradores del Reino Medio terminan aquí, aunque su estancia es breve: son conducidos a un Reino donde los espíritus les juzgan, recompensan o castigan. Tras esto se transforman en espíritus y se reencarnan como humanos o animales, o bien son arrojados al Mundo Yomi. Los shen llegan aquí tras su muerte, en especial los hengeyokai y las hadas. Estos seres también son capaces de comunicarse de forma limitada a través de la Muralla; los hengeyokai denominan "Umbra" al Mundo Yang, mientras que los hsien se refieren a él como "El Ensueño". Los Kuei-jin orientados hacia el Yang aseguran descender de la Reina Escarlata, que supuestamente caza en las zonas más profundas de este Reino.
El Mundo Yang no tiene centro conocido, y su energía fluye caprichosa por todas partes. Vientos y tormentas salvajes azotan el Tejido, haciendo el viaje incierto y peligroso. En estas tempestades Yang existen varios Reinos, hogar de todo tipo de deidades, dragones y espíritus poderosos.
Reinos Yang
Ki, en el Ki Chuan, habló sobre los Reinos que había visitado, tanto en el sueño como en la vigilia. Aquí se presentan algunos de los más conocidos:
El Reino de los Espíritus Luchadores
La mitología budista habla del Reino de los Espíritus Luchadores, una vasta llanura de la aniquilación en la que los espíritus de los muertos sin consagrar marchan a la batalla. Sobre una extensión infinita de tierra empapada de sangre innumerables criaturas chocan y se despedazan entre gritos, humo, metal entrechocado y disparos. El suelo se cubre de cuerpos, esqueletos de criaturas titánicas, armas, armaduras y maquinaria de todo tipo. Carros destrozados de la Edad Antigua se mezclan con los tanques de la República Popular t los Zeros Mitshubishi. La batalla nunca cesa, ni de día ni de noche, los espíritus "muertos" o heridos terminan levantándose, recuperando sus miembros amputados y prosiguiendo la lucha.
Los Kuei-jin que han visitado este Reino suelen hablar de tres grandes fuerzas que combaten en este violento caos. La primera guerrea con precisión mecánica bajo el estandarte de una gran araña. La segunda es una legión de monstruos deformes que combate bajo el estandarte de una serpiente o un ciempiés; la tercera "fuerza" es una turba desorganizada de cambiaformas y remolinos de energía. Fuerza es para ellos un eufemismo ya que no disponen de emblema y combaten contra sí mismos tan a menudo como contra sus enemigos. Los Kuei-jin que no entienden el motivo de esta guerra eterna, suelen mantenerse al margen.
Umi, el Reino Dragón del Mar
El dominio de Umi, uno de los Reinos más poderosos del Mundo Yang, reclama el control de todo el Pacífico, aunque algunos Reinos polinesios e indonesios no están demasiado de acuerdo con estas pretensiones. Se cree que es posible llegar hasta aquí mediante grandes remolinos en los abismos oceánicos más profundos. Desde su palacio en el fondo de su Reino, el Rey Dragón de Umi supervisa sus infinitas responsabilidades, gobierna las calmas y las tempestades, guía a los barcos a buen puerto o envía a los tiburones a devorar a los supervivientes de un naufragio. A su servicio hay escuadrones de Zhong Lung y escuelas de Same-Bito, así como versiones espirituales de tiburones, medusas, calamares gigantes y otros terrores oceánicos para mantener el orden en el mar.
El Rey Dragón no abandona sus aposentos privados y no ha sido visto públicamente desde hace 50 años, por lo que corren numerosos rumores sobre su autoexilio. Algunos cortesanos aseguran que el Rey Dragón llora por su amor, la destruida Princesa Dragón de Hiroshima; otros creen que el Rey Dragón se encontraba en la cama de la Princesa aquel 6 de agosto de 1945 y que desde entonces sufre un mal temible que le ha desfigurado. En lugar del Rey gobierna su senescal, Gajyra, un inmenso y brutal espíritu dragón cuyo aliento flamígero puede vaporizar el jade blanco y el metal. Algunos murmuran que le propio Gajyra ha sufrido la contaminación de las pruebas nucleares en el Pacífico, pero nadie se atreve a decírselo a la cara.
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