Los Catayanos, como cualquier otro inmortal, son criaturas estáticas resignadas a papeles relativamente inmutables. Normalmente esto no representa un problema. Los Kuei-jin resuelven sus deuda kármica (o fracasan en el intento) y regresan a los Mundos Espirituales, encontrando su lugar en el Ciclo de un modo u otro. Sin embargo, no siempre se alcanza esta conclusión. A veces el Kuei-jin en cuestión está demasiado inclinado hacia la fuerza entrópica del Yin y comienza a parecerse a un cadáver descompuesto. En otras ocasiones el Yang se hace demasiado dominante y el Kuei-jin es manipulado fácilmente por sus pasiones. Ninguno de estos desequilibrios es especialmente beneficiosos para el Catayano y si desequilibrio puede afectar gravemente a la resolución de la deuda kármica.
Esta inestabilidad es un problema personal muy importante, pero imagina lo que puede ocurrir en un wu con diferentes Dharmas y distintos desequilibrios. La unidad se romperá fácilmente por la naturaleza dispar de sus miembros, haciendo muy difícil alcanzar la armonía. En un ámbito mayor, el tema del equilibrio contra el desequilibrio puede aplicarse al mundo general. La Quinta Edad es un momento clave para que los Kuei-jin, y los diferentes elementos del Reino Medio parecen inestables. Los dragones gruñen bajo el paso de Occidente y los Vástagos se insinúan poco a poco entre las torres y los torii del Reino Medio. Algunos Kuei-jin (las Grullas Resplandecientes, por ejemplo) creen que es necesaria una acción rápida para resolver este desequilibrio, mientras que otros (los Tigres Diablo) creen ser agentes de esta misma desigualdad.
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