Aunque el Yin y el Yang se han separado del Todo, siguen cerca del Reino Medio. Bajo la guía del Cielo, estas dos fuerzas gobiernan el giro del Ciclo.
Lo que el Yang crea, el Yin lo erosiona. Los soldados a los que el Yang manda en heroicas misiones son consolados tras su muerte por el Yin.
Durante la Segunda y la Tercera Edad los dragones y los kirin anunciaron el ascenso de los emperadores, los espíritus de los muertos ayudaban y aconsejaban a sus familias vivas, los kami se manifestaban en las rocas, los árboles y los estanques y los hechiceros conjuraban puentes de plumas hacia los cielos.
Tras la traición de los Wan Xian se alzó la Muralla y se impidió el paso entre los mundos mortal y espiritual. Este acontecimiento dejó a los shen del mundo material atrapados y confusos; se habían quedado sin guía celestial, sin mentores espirituales. Algunos interpretaron sus órdenes lo mejor que pudieron, mientras que otros, olvidando sus obligaciones con las Cortes, sembraron el caos en el Reino Medio. A medida que pasaban los siglos, algunos shen aprendieron magias que les permitían viajar a los Mundos del Yin y el Yang, pero lo que hallaron los dejó atónitos. El orden de la Augusta Personalidad se había roto como el capullo de un gusano: los diferentes ministros habían creado sus propios dominios y los dirigían igual que los tiranos feudales. Aunque algunos seres aún recordaban la voluntad del Cielo, la mayoría estaba convencida de que los dioses dragones, si no estaban muertos, se hallaban profundamente dormidos.
Algunos shen proclamaron que el Cielo había vuelto su espalda al Reino Medio y a los mundos espirituales y que solo tras las purgas de la Sexta Edad el universo regresaría a la normalidad. A pesar de todo, dos grandes Reinos espirituales, Yin y Yang, seguían definiendo el paradigma del Reino Medio. Aunque se decía normalmente que los Reinos Yang se encontraban "sobre el mundo" y los Yin "bajo el mundo", esta configuración no era más que una metáfora.
Tras la traición de los Wan Xian se alzó la Muralla y se impidió el paso entre los mundos mortal y espiritual. Este acontecimiento dejó a los shen del mundo material atrapados y confusos; se habían quedado sin guía celestial, sin mentores espirituales. Algunos interpretaron sus órdenes lo mejor que pudieron, mientras que otros, olvidando sus obligaciones con las Cortes, sembraron el caos en el Reino Medio. A medida que pasaban los siglos, algunos shen aprendieron magias que les permitían viajar a los Mundos del Yin y el Yang, pero lo que hallaron los dejó atónitos. El orden de la Augusta Personalidad se había roto como el capullo de un gusano: los diferentes ministros habían creado sus propios dominios y los dirigían igual que los tiranos feudales. Aunque algunos seres aún recordaban la voluntad del Cielo, la mayoría estaba convencida de que los dioses dragones, si no estaban muertos, se hallaban profundamente dormidos.
Algunos shen proclamaron que el Cielo había vuelto su espalda al Reino Medio y a los mundos espirituales y que solo tras las purgas de la Sexta Edad el universo regresaría a la normalidad. A pesar de todo, dos grandes Reinos espirituales, Yin y Yang, seguían definiendo el paradigma del Reino Medio. Aunque se decía normalmente que los Reinos Yang se encontraban "sobre el mundo" y los Yin "bajo el mundo", esta configuración no era más que una metáfora.
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