Algunos Kuei-jin (akuma, chih-mei y otros) han olvidado la necesidad de expiar su deuda kármica y tratan de disfrutar de su regreso al Reino Medio. Sus no vidas están marcadas por la destrucción sin sentido, la necesidad de causar dolor y pesar o el simple deseo de "sobrevivir" hasta la próxima noche. Otros Catayanos persiguen activamente lo que el destino o la suerte les tenga preparado, tratando de regresar al Gran Ciclo y terminar con sus existencias malditas.
Oír o negar el Segundo Aliento es una decisión personal de la que pende el destino del Kuei-jin. Los Catayanos que deciden uno de los dos cursos pueden cambiar de opinión varias veces en el transcurso de sus noches inmortales, pero una vez termine su tiempo sus almas serán juzgadas. Será entonces cuando sus actos decidirán su regreso a la Rueda de las Edades o su eliminación definitiva.
No todos los Kuei-jin que uno se encuentre compartirán las mismas ideas sobre la deuda kármica. Esta es otra oportunidad para ilustrar las diferencias radicales que existen entre los diferentes Catayanos, quizá añadiendo algo de tensión al wu. La existencia espiritual del grupo podría verse amenazada cuando uno de los miembros abandone el Camino Quíntuple. Un wu de guerra también podría descomponerse si uno de sus soldados decidiera abrazar un Dharma pacífico. La búsqueda de la redención o la aceptación de la condena es uno de los temas más potentes de Estirpe de Oriente ya que pone en cuestión el destino eterno del alma.
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