El Rostro de los Dioses (Virtud: Hun y P'o)

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Incluso los dioses tienen sus principios y sus finales: ¿A qué final te gustaría llegar, oh divino?
 -O, el Clavo Celestial

Algunos teólogos hablan de primera Rueda de la Reencarnación, de pasar de un estado de la existencia al siguiente en función del karma. Para los impíos, esta migración conduce cada vez más abajo, hasta que el alma no es más que una bestia. Para los puros y los centrados, la recompensa es la divinidad.

Sin embargo, hasta los dioses están sujetos al karma, y pueden caer, regresando una vez más como hombres… o monstruos. Las revelaciones divinas de O, el poeta loco, hablan de los dioses de los Mil Infiernos y de las grandes entidades de los reinos celestiales. En su Libro Rojo del Puente de Hierro, O hace uso de un íntimo conocimiento del Yomi; en El Clavo Celestial, reclama la memoria de la divinidad misma.

Inspirados por obras como estas, algunos Kuei-jin no ven su estado como una maldición, sino como una bendición: a medio camino entre los hombres y los dioses, estos Dioses Pequeños luchan por regresar al lugar que, por derecho, les corresponde en los Cielos.

Según los Dioses Pequeños, las almas gemela son algo más que demonios hendidos; en lugar de eso, el Hun y el P'o son las reminiscencias del estado divino que se alcanzó una vez. Devueltos a la forma humana durante un tiempo, estos Kuei-jin regresan de la muerte como inmortales bendecidos, dotados de poderes superlativos, pero también de un deseo infinito. Para retornar a la divinidad, uno debe descubrir dónde radica el poder divino, lo que significa mediar entre la sensualidad de la pasión divina y la consciencia de la incipiente omnipotencia. Recurriendo a las energías universales del Yin y el Yang, los Dioses Pequeños modelan el universo a su alrededor, con la intención de devolver sus formas a lo sublime. No es ninguna sorpresa que a menudo surjan cultos mortales en torno a los Rostros Divinos, quienes fomentan estas actividades, llegando hasta el punto de engendrar descendencia dhampyro y ejercer sus habilidades sobrenaturales en beneficio de sus servidores.

Después de todo, tales seguidores son ricas fuentes de Chi; incluso hay algunos Dioses Pequeños que consideran que la propia fe de sus devotos destila un Chi mucho más etéreo y nutritivo que su sangre. Sin embargo, estos cultos no son más que medios para llegar a un fin; el de canalizar y cultivar suficiente Chi como para ascender una vez más a un trono celestial. Cuando caminan entre los mortales, los Rostros Divinos se rodean con un aura de misterio y gracia. Verdaderos dioses entre los hombres, estos Kuei-jin no tienen tiempo que perder ocultando sus naturalezas; en lugar de eso dan órdenes, se enfurecen, prestan auxilio... los humanos son sustento, amantes, sirvientes y asistentes. A cambio de la obediencia y el respeto, el Dios Pequeño proporciona estabilidad, prestigio y poder a los miembros de su culto. ¿Qué dios puede ser más convincente que uno que camina realmente entre sus devotos, concediendo favores y gracia?

• Entrenamiento: El adoctrinamiento de un nuevo Rostro Divino se produce cuando un Dios Pequeño asume la responsabilidad de revelarle a otro la verdad de la divinidad. Los Rostros Divinos favorecen el conocimiento filosófico y oculto y dominan las energías de sus cuerpos efímeros. Las habilidades corteses y la etiqueta también son enseñadas, ya que los Dioses Pequeños deben atender apropiadamente a sus seguidores mortales.

• Debilidad: La arrogancia y el capricho definen a los Dioses Pequeños. Convencidos de su destino superior, consideran repugnante la idea de vivir como seres malditos. Los seguidores de otros Dharmas son vistos como místicos engañados a quienes se les escapa la oportunidad de la verdadera grandeza, lo cual tiene como resultado no pocas fricciones. Cuando un Rostro Divino se siente generoso la abundancia fluye de sus manos; cuando está enfurecido, su ira divina tumba a aliados y enemigos por igual. Por esta razón, pocos confían o se asocian voluntariamente con los seguidores de este Dharma. Incluso hay otros Kuei-jin que, secretamente, temen .que los Pequeños Dioses puedan estar en lo cierto...

• Afiliaciones: Los reinos celestiales, el color violeta y la dirección sur.

• Augurios Propicios y Símbolos: Ceremonias religiosas, pebeteros de incienso y velas, estrellas fugaces.

• Conceptos: Sacerdote, miembro de culto, criminal, mago, psicólogo, tradicionalista, ancestro venerado.

• Cita: "¿Has venido para regocijarte en mi gloria o para poner a prueba mi ira?"

Principios 

1: Desarrolla tu naturaleza divina.
2: Expande tanto la conciencia divina como la demoníaca.
3: Acepta la veneración de los mortales pero, a cambio, responde a sus oraciones.
4: Canaliza Chi para traer la divinidad de vuelta a tu forma muerta.
5: Actúa de acuerdo a los principios de tu Voz Divina, y tu Deseo Divino será satisfecho.
6: Visita los cielos para recordar lo que has perdido.
7: Practica el ritual y la tradición para dar más poder a tu propia esencia.
8: Comulga con los espíritus; aprende de sus mensajes del Cielo.

Sendas Rivales

Tigre-Diablo: Los grilletes del terror esclavizan tanto al monstruo como a la víctima.
Grulla Resplandeciente: ¿Por qué ser un agente del Cielo cuando puedes ser un dios?
Canción de la Sombra: La provincia de los no- muertos no se encuentra en la muerte.
Mil Susurros: Puede haber millares de dioses, pero cada uno es un individuo.
Dragón Asesino: La indulgencia solo llega con la responsabilidad.
Vástagos: Malditos por los dioses, están condenados, no exaltados.
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