Eres un Kànbujiàn ("Ciegos"), un Kuei-jin
que recibió el Segundo Aliento fuera del Reino Medio. Has sobrevivido a tu etapa como chih-mei
y derrotaste al Demonio de tu interior. Los otros
Kuei-jin no te encontraron ni te dieron educación
alguna, quizá porque estabas demasiado lejos o te
escondiste demasiado bien de ellos. Como
consecuencia, sabes poco o nada de la sociedad,
historia, filosofía, etc. de los Kuei-jin. Todo lo que
sabes sobre tu existencia es lo que has aprendido
por la vía dura y el instinto.
Tus Rasgos y Habilidades son
exactamente iguales a los del resto de Kuei-jin, con las siguientes excepciones:
• Dharma: No puedes seguir un
Dharma establecido (ni los Cinco Dharmas ni los Dharmas heréticos). No
ganas ninguno de los beneficios de seguir un
Dharma, excepto los que aparecen más abajo (Sendas Kànbujiàn).
• Habilidades: No pueden tener
puntos en ninguna Habilidad que requiera
conocimiento o entrenamiento Kuei-jin,
como Augurios o Rituales.
• Trasfondos: No puedes
comprar Trasfondos relacionados con la
sociedad o entrenamiento Kuei-jin,
incluyendo Mentor, Ritos y Posición. Los
Kànbujiàn tampoco poseen Horóscopo (dado
que su Segundo Aliento fue claramente
desfavorable). Trasfondos como Talismán de
Jade, Artefacto Mágico y Nushi son
extremadamente raros.
• Disciplinas: No pueden tener puntos
en Disciplinas Chi o Alma, ya que requieren una
profunda comprensión del Chi (e instrucción de
un maestro). Pueden aprender Disciplinas Shintai
y Artes Demoníacas por sí mismos.
Nota: Llevar un personaje Kànbujiàn
requiere comprar el Defecto de 4 puntos
Kànbujiàn.
Sendas Kànbujiàn
Por definición, los Kànbujiàn no siguen los
Dharmas creados por el Gran Arhat Xue o siquiera
las herejías practicadas en los rincones más alejados
del Reino Medio, pero no son tan ciegos como
creen sus congéneres Kuei-jin. Cualquiera que
sobreviva a su etapa chih-mei debe luchar y
conquistar a su Demonio, logrando cierta
medida de iluminación. Si el Kuei-jin es capaz
o no de hacer algo con ella, es otro asumo.
Cuando luchan por el control
contra el Demonio, todos experimentan un
momento de iluminación. Tienen la
oportunidad de escoger un camino que les
aleja del demonio devorador de carne humana
y hacia una mayor comprensión de su lugar en el
Gran Ciclo. Para la mayoría de los Kuei-jin las
enseñanzas de su Dharma guían su elección.
Los Kànbujiàn no tienen tal
entrenamiento, por lo que su elección es
instintiva y basada por completo en el
conocimiento y experiencia de su vida
mortal. Cada uno encuentra un punto
de agarre en una filosofía existente
como un hombre ahogándose
agarrando un trozo de madera
flotante. Al contrario que los
Dramas, estas sendas son diversas e
individualistas aunque a menudo
remarcan virtudes similares.
Agarrándose firmemente a sus
creencias, los Ciegos avanzan por
su senda como exploradores en
una tierra recién descubierta.
Puede que sus sendas sean
similares a los Dharmas de hace
incontables siglos, cuando
llegaron a la mente y el alma de
Xue y el primero de los Wan
Kuei (aunque a los Kuei-jin
modernos no les gusta la
comparación).
En términos de juego, cada
Kànbujiàn escoge una Virtud
particular como Hun (para Camino de
Hun), P'o (para Camino de P'o), Yin,
Yang o Equilibrio como el foco de su
senda. Los Kuei-jin aceptan y siguen los
principios en los que se basa esa virtud,
profundizando en su conocimiento de
ella y que eventualmente les conduce a
una mayor iluminación. Básicamente,
cada uno crea su propio Dharma a través
del doloroso método de prueba y error.
Algunos se convierten en víctimas de su
propia ceguera. Otros encuentran el
camino demasiado difícil y caen en las
tentaciones de los Reyes Yama,
convirtiéndose en Akuma. Unos pocos
consiguen mantenerse en el camino
y siguen luchando por alcanzar el conocimiento y la
iluminación.
Una senda Kànbujiàn funciona como un
Dharma en todos los aspectos, excepto en los siguientes:
• El Kànbujiàn no obtiene beneficios por tener
un profesor o mentor. La senda es extremadamente
personal. Por lo tanto, las ocasiones adecuadas para que se
consiga la iluminación son bastante raras.
• Las claves y dogmas de una senda individual
(que debe ser creada por el jugador y aprobada por el
Narrador) llevan a cometer actos de ceguera. La desilusión
y el acabar perdido entre preocupaciones morales son
errores comunes.
• El Nivel de Senda no otorga ninguna clase de
bonificador social. De hecho, otros Kuei-jin reaccionan,
por lo general de forma negativa ante Kànbujiàn
conocidos, sin tener en cuenta su avance en la senda.
Tampoco ganan los otros beneficios de un Nivel de
Dharma igual a su Nivel de Senda.
• Las sendas no tienen números de la suerte
asociados a ellas, por lo que los personajes que las siguen
solo tienen números de la suerte relacionados con su
Dirección. Las profecías auspiciosas y los símbolos
relacionados con su senda quedan a discreción del jugador y del Narrador.
• La Virtud escogida debe ser igual o mayor que
las otras tres. Si la elegida es Equilibrio, entonces las otras
cuatro deben estar a un punto como mucho las unas de las
otras. Fallar en esto constituye un acto de ceguera en la
senda del personaje.
Cambiar Sendas
Una senda Kànbujiàn es un camino difícil, y
algunas almas pierden el suyo. Después de intentarlo y
fracasar con una senda en particular, un personaje puede
escoger otra. Esto funciona exactamente igual que cambiar
de Dharma: el personaje reduce
su puntuación hasta uno en su nueva senda y debe
empezar de nuevo otra vez. Más aún, el personaje tiene
prohibido volver a la vieja senda. Un Kànbujiàn que
intenta y fracasa en las cinco Virtudes encuentra la Muerte
Definitiva al ser apartado del Gran Ciclo.
Si se les instruye adecuadamente pueden seguir
los Dharma normales, obteniendo todos sus beneficios.
Esto es lo mismo que cambiar de senda, excepto que el
Dharma debe tener la misma Virtud central que la senda
del personaje y el Narrador debe encontrar que los
dogmas de ambas son compatibles. En este caso, el
Kànbujiàn no pierde todo lo obtenido de su senda
anterior. Comienza su nuevo Dharma con una
puntuación inferior en un punto a la anterior.
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