Como ocurre con cualquier otro sirviente de las
potencias infernales, el papel de akuma no es
recomendable para los jugadores; los desafíos de buscar la
iluminación y sobreponerse a la maldición demoníaca del
Yomi se han perdido para tales almas. Un personaje puede
ser tentado por los esbirros de los Mil Infiernos, pero un
Kuei-jin que firme el pacto definitivo rechaza cualquier
esperanza de redención.
Dejando a un lado la necesaria advertencia, el
hecho de ser un akuma implica un amplio abanico de
poderes. Típicamente, cada akuma trata con un Rey Yama
específico; después de todo, la familiaridad es lo que le
permite acumular experiencia y trabajar en pro de metas
consistentes. A cambio, cada Rey Yama ofrece un puñado
de poderes diferentes; los poderes individuales pueden
cambiar pero, por lo general, se ajustan al humor de cada
señor demoníaco en particular: Mikaboshi, Rey de la
Ciudad Infame, puede ofrecer habilidades relacionadas
con la tecnología, mientras que Tou Mu, Reina del
Infierno de Ser Despellejado Vivo, a menudo otorga a sus
sirvientes poder sobre el dolor y la tortura. Los poderes
individuales se dejan a la discreción del narrador; no hay
ningún ejemplo de personaje “akuma genérico”, ya que
cada demonio es un oponente peligroso y único.
Sin embargo, casi todos los akuma descubren los
caminos de la Disciplina Tejer el Infierno. Con el respeto
adecuado, un Kuei-jin puede propiciar a los Señores de los
Infiernos, recurriendo a su ayuda o auxilio en momentos
de desesperación. Estos sencillos rituales conforman el
alma de un Arte Demoníaco denostado por todos los
buenos Kuei-jin. Aún así, la instrucción en Tejer el
Infierno casi siempre suele formar parte de cualquier
primer pacto y, a diferencia de los poderes otorgados, el
conocimiento de esta Disciplina viene sin ningún tipo de
restricciones temporales; de hecho, una vez aprendida,
puede ser estudiada y mejorada normalmente. A veces los
akuma enseñan los rudimentos de esta Disciplina a otros,
ya que sus poderes requieren el servicio adecuado a los
Reyes Yama independientemente del practicante.
Recomendamos a los Narradores que utilicen
personajes akuma con mucho cuidado y moderación. La
relativa escasez de Kuei-jin significa que son muy pocos los
tentados para convertirse en akuma, y así los marcados por
los demonios son una notable minoría. Un akuma no es
un villano que superar antes de enfrentarse al siguiente
enemigo; es más bien una amenaza oculta, la pústula
supurante y cancerosa que pasa desapercibida hasta que es
demasiado tarde. Toda una historia puede ser fácilmente
construida sobre el proceso de desenmascarar y frustrar los
planes de un solo akuma.
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