A primera vista, es imposible diferenciar a
un Yulan-jin de un Kuei-jin. Exteriormente, ambos
son cadáveres animados; almas que han regresado
del Infierno para saldar una deuda kármica. De hecho,
un Yulan-jin recién regresado es esencialmente igual
a un Catayano en todos1os aspectos, e incluso
podría ser admitido en una corte o en un wu.
Sin embargo, una vez que una de
estas Almas-Que-Saltan “muere”, su
naturaleza se hace patente. En lugar de
revolotear en las proximidades del cuerpo
para regresar desde la Pequeña Muerte, el
espíritu del Yulan-jin vaga hasta que
encuentra un nuevo anfitrión aceptable.
Obviamente, en este punto, la naturaleza del
Yulan-jin se hace evidente. Aunque
muchos jóvenes Monos Corredores
y discípulos nunca habrán oído
hablar de los Yulan-jin, sin duda
alguno de los ancianos
aprovechará la oportunidad de
llamar la atención sobre el
asunto, y el Yulan-jin se
encontrará despojado de su
posición en Corte y wu;
después de todo, uno no puede
tener responsabilidades respetables si ni
siquiera tiene un cuerpo estable.
Ya que no pueden residir entre
las Cortes, los Yulan-jin forman sus propios
tipos de sociedades. Por lo general, cada
uno de estos seres adoptan un “nombre de
usuario” particular (uno que permanece
constante de una vida a otra) mientras que,
por otra parte, adoptan los atavíos del nuevo
cuerpo. Así, para poder reconocerse entre sí,
hacen uso de sus “nombres de usuario”
entre los otros no-muertos (a menudo
precedidos por “Yulan”, de modo que un
Alma-Que-Salta pueda distinguirse de
un Kuei-jin, como, por ejemplo “Yulan-Ho” o “Yulan-Shin”). Armados con una
identidad que pasa de cuerpo en
cuerpo, las Almas-Que-Saltan
mantienen un cierto contacto. Por
desgracia, cuando un Yu1an-jin “sigue su
camino”, no hay manera de determinar qué cuerpo alzará
o cuán lejos estará; en consecuencia, uno de estos seres
podría fácilmente encontrarse en una nueva forma a varias
millas de sus antiguos camaradas. Teniendo en cuenta este
problema, no es sorprendente que las Almas-Que-Saltan
no forjen lazos estrechos ni sociedades estables, sino que
prefieran llevar no vidas nómadas en las que la reputación
tenga más valor que la interacción personal. Las historias
sobre un determinado Yulan-jin se transmiten entre las
Almas-Que-Saltan en tanto que estas se desplazan y se
relacionan entre sí; a aquellos que realizan grandes
hazañas o que se aferran a sus formas durante periodos
prolongados de tiempo se les guarda gran respeto.
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