Antes de la Primera Edad reinaba el caos y el conflicto, pero el Ame-no-minaka-nushi-no-kami, el Kami del Centro de los Cielos, cobró existencia; y con este kami llegaron los comienzos de la armonía y el orden. Otros kami le siguieron y el caos se fue refinando finalmente hacia el orden. Finalmente llegaron Izanagi-no-mikoto y Izanami-no-mikoto, que descendieron juntos de la Alta Llanura del Cielo y dieron a luz a las Ocho Grandes Islas, que en Oeste son conocidas con el nombre de Japón. Debido a que estas islas eran solitarias y desérticas, Izanagi e Izanami trajeron todas las demás cosas al mundo y, por último, dieron a luz a muchos otros kami para que vigilasen su creación. Incluido en este nuevo grupo de kami estaban Ama-terasu-o-mikami, la Diosa del Sol y su hermano Susa-no-o-no-mikoto, que es el dios a cargo de la Tierra. Bajo la dirección de la Diosa del Sol y los demás kami, la humanidad surgió del caos sobrante de la Primera Edad. Debido a las bendiciones infinitas de los dioses, la gente de Japón prosperó y fueron capaces de trabajar codo con codo con los demás y con los otros seres de la tierra en armonía.
Esta es la explicación a por qué cada día le damos gracias a los kami mediante nuestras ofrendas y plegarias, y a por qué continuamos honrando a los kami con nuestros templos, celebrando su divina presencia. Por eso debemos recordarlos y esforzarnos en estar de acuerdo con su voluntad benevolente, incluso aunque ya no nos hablen como una vez lo hicieron. Incluso a pesar de que no residan en los templos que hemos construido para ellos. Incluso...
El Sintoísmo podría ser considerada una religión "racial" en cuanto a que se ocupa de manera particular de una serie de gente que comparten un linaje similar. Es difícil encontrar esta creencia fuera de Japón ya que involucra la adoración a muchas cosas japonesas: desde los rasgos físicos del país como pueden ser los ríos, las montañas y los árboles, a fenómenos naturales como la lluvia que cae sobre la tierra nipona o el viento que sopla entre los árboles del archipiélago y a los espíritus ancestros de la gente que allí reside.
Los seguidores del Sintoísmo piensan que los extranjeros, incluyendo a aquellos nacidos en la cercana China o Corea, no pueden adquirir la capacidad de tener la correcta conexión con la tierra de la isla y su historia para entender verdaderamente el camino de los kami; debido a esto, no hay intentos Sintoístas de enviar misioneros a países extranjeros para convertir a las masas igual que no hay ningún intento por parte de los chinos o coreanos de convencer a los extranjeros de que veneren a los espíritus ancestrales de China y Corea.
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