Clase

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Toda sociedad tiene sus divisiones, reglas artificiales que dicen que una persona es más importante, valiosa y respetable que otra. Familia, posición y riqueza son los elementos clave en los que las sociedades modernas juzgan el estatus social. Pero las sociedades menos modernizadas a menudo tienen conceptos menos flexibles que determinan la posición de una persona en la vida. En Asia, los antiguos conceptos están desapareciendo lentamente y aquellos que se benefician de las divisiones tradicionales tratan de asegurar que su superioridad continúa siendo aceptada.

La división de clase más evidente y tradicional es la de la nobleza, en la que unas pocas familias se mantienen inmóviles debido a su larga historia y al honor e influencia de sus ancestros. Tanto Japón como Tailandia son monarquías constitucionales con familias reales muy respetadas, mientras que en otros lugares de Asia innumerables rajás, sultanes y caciques mantienen su influencia incluso después de haber perdido su poder político directo. Algunos están empobrecidos, otros son ricos, pero muchos igualmente conservan una inmensa autoridad sobre los segmentos menos modernizados de la sociedad. Algunos utilizan su influencia para bien, como los programas del rey de Tailandia para conseguir que las tribus de las colinas dejen de cultivar opio, y algunos para el mal, como la relación del Sultán de Aceh con varios grupos extremistas musulmanes.

La representación de clase tradicional más extrema es el sistema de castas, en el que el papel de una persona en la sociedad está predeterminado por el nacimiento. El más conocido es el sistema de castas hindú, que condena a miles de personas a vivir en la pobreza como intocables, pero existen sistemas parecidos en muchas culturas (aunque impuestos de forma menos dura), incluyendo Japón, Tailandia, Birmania y algunas regiones de Indonesia. En el sistema de castas la posición social es determinada únicamente por la sangre, a menudo es respaldado por estrictas sanciones sociales y religiosas que impiden que la gente muestre desobediencia alguna. En la India, por ejemplo, incluso tras cien años de reformas destinadas a mejorar el estado del grupo de intocables (conocidos también como Dalits), está casta aún sufre discriminaciones en materia de empleo y educación, disfrutan un nivel estándar de vida terriblemente bajo y sufren claros ataques por parte de los miembros de las castas superiores que tratan de evitar que los de esta casta "traten de superarse a sí mismos". En otros lugares los efectos son menos terribles, pero en las calles mucha gente sabe que su sólo nacimiento dictamina hasta donde podrán llegar.

El Demonio Más Valioso

Tomar el Segundo Aliento eleva a un Kuei-jin por encima de sus raíces, pero no deja a éste completamente libre de esfuerzo. Un Kuei-jin recién restituido debe aprender el lenguaje y la etiqueta de su nueva sociedad, y la curva de aprendizaje es más encrespada para aquellos que tienen orígenes humildes. El proceso de (la educación de un nuevo Catayano) fue siempre importante en este aspecto al enseñar al hin la forma correcta de comportarse. Con la modernización, el ha adquirido una nueva importancia, ya que en algunos casos los nuevos hin no pueden siguiera hablar un idioma correctamente. No superar esta enseñanza primaria asegura que un Kuei-jin nunca alcance el rango de discípulo y además, aquellos que lo aprendan medio de memoria se granjean enemigos entre los antiguos con carácter de conservadores incondicionales. Aunque a muchos Monos Corredores les moleste este trato y censuren las antiguas formas de rango, respeto y honor (tachándolas de anticuadas y contrarias a ellos), un nuevo discípulo debe adaptarse para conseguir la aceptación. De hecho, sobrevivir a este periodo como hin es un indicativo de que el Kuei-jin ha contribuido en cierta medida a cumplirlo.

Los mortales, no conscientes de los demonios que se mueven entre ellos, tienen menos consideración por el ascenso místico que tiene lugar con el Segundo Aliento. Un Catayano con un origen o una clase claramente inferior (como un coreano en Japón) es menospreciado en la muerte tanto como lo fue en vida. Muchos Monos Corredores hacen de esta cuestión algo personal y llaman la atención con severidad a tales mortales por su arrogancia. Un Kuei-jin inteligente consigue suficientes recursos e influencia sobre los asuntos mortales, que estas nimias cuestiones terminan siendo insignificantes. Las Pantallas Escarlata son útiles a este respecto. A través de un títere de la clase adecuada, especialmente uno que supuestamente esté lejos de las calles, como un descendiente de una familia noble o un sacerdote, un Kuei-jin puede obtener influencia sobre cuestiones mortales que su propio origen generalmente excluiría. Verse involucrado en manipulaciones de estas características puede, no obstante, ocasionar con bastante probabilidad una sanción social extrema dentro de la comunidad mortal.

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