Teniendo en cuenta todo esto, no sería raro que un Kuei-jin oportunista se hiciera pasar por un dios de la aldea para "obtener una fuente fácil de Chi". Después de todo, hay muchas leyendas mortales sobre una variedad de criaturas que se hacen pasar por estos dioses. Una de esas historias involucra a una cabra inteligente, que se escondió detrás de la cortina de un templo y engañó a un hombre llamado Ji Ben haciéndole creer que era un dios.
La cabra le dio consejos a Ji Ben (aparentemente eran buenos consejos) y cosechó los beneficios de la falsa divinidad durante años antes de que se descubriera su engaño. Si una cabra puede hacerse pasar por un dios, un Catayano ciertamente puede. Pero, por una variedad de razones, los Kuei-jin históricamente han evitado este tipo de suplantación. Una razón es que los Kuei-jin, como mortales, tenían fe en estos dioses, y en sus no-vidas los consideran como poseedores de un estatus similar al de un pariente, o bien los consideran amigos. Después de todo, todos (al menos antes de las últimas décadas) pedían ayuda a sus dioses de la aldea de vez en cuando, sin importar sus afinidades religiosas.
Últimamente, como suele suceder con todas las cosas, algunos jóvenes Catayanos han roto con la tradición y han tratado de establecerse en lo que creen que es un templo abandonado de una aldea. El resultado es invariablemente la misteriosa "desaparición" del joven advenedizo. A veces, el desafortunado joven Catayano es encontrado vagando sin rumbo por unas aldeas de distancia, en un estado casi catatónico. En otras ocasiones, se lo encuentra arrasando por el campo, esclavo de su P'o hasta que alguna fuente externa pueda calmarlo. Y ha habido casos en los que el aspirante a dios ha desaparecido por completo.
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