Después de la Segunda Guerra Mundial, misioneros católicos y protestantes acudieron en masa a Japón con la idea de convertir al cristianismo a la población recientemente derrotada. Al principio, las conversiones fueron numerosas, pero luego se estabilizaron después de unos años. El cristianismo siempre ha sido, y sigue siendo, popular sólo entre los miembros de las clases intelectuales y altas de Japón.
Sus sectas también tienen la tendencia a chocar entre sí, lo que hace que su política de "amor fraternal" parezca aún más hipócrita a las masas. En China, el cristianismo ha enfrentado una severa persecución durante la mayor parte del siglo XX. Durante la década de 1920 hubo una serie de sentimientos anticristianos, que hicieron que miles de misioneros cristianos huyeran del país. Cuando se produjo la Revolución Comunista, la comunidad cristiana reconstruida se disolvió nuevamente. Los cambios recientes en la política gubernamental han permitido una tolerancia ligeramente mayor hacia las religiones organizadas, incluido el cristianismo.
Los Kuei-jin tienen una larga historia de oposición a la afluencia del cristianismo al Reino Medio. Con cada nueva "misión" cristiana al Imperio Medio ha surgido una nueva molestia por parte de Occidente: desde la "visita" de la Sociedad de Leopoldo en el siglo XVI y la posterior Inquisición en Japón hasta los numerosos intentos de los Vástagos occidentales de colarse en Oriente bajo la apariencia de misioneros. En el pasado, los wu han tomado medidas para impedir que el cristianismo avance mucho en sus tierras. Recientemente, sus políticas han comenzado a cambiar.
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