La India, cruce constante de caminos entre Oriente y Occidente, es el hogar de familias Kuei-jin y Cainitas. Los antepasados mortales de los Ravnos han vivido en el país desde tiempos inmemoriales, coexistiendo en una tregua incómoda con los Kuei-jin debido a su búsqueda mutua de penetrar en las ilusiones del mundo material. Otros Cainitas (o incluso otros Vástagos Ravnos) no son tan afortunados; las ciudades claustrofóbicas y el campo de baja tecnología no son del agrado de los Vástagos más cosmopolitas de Europa y Norteamérica.
Claramente, la ciudad apiñada y rancia de Calcuta atrae a los Kin-jin más exitosos. Los Cainitas que se esconden entre las multitudes de mortales enfermos y aplastados por la pobreza no tienen ninguno de los inconvenientes de aquellos que buscan construir propiedades palaciegas o vínculos políticos (y que, de ese modo, llaman la atención sobre sus acciones). Sin embargo, el típico Kuei-jin de la India es menos antagónico hacia los Kin-jin y más arrogante. Los Cainitas han existido sin duda tanto tiempo como los Kuei-jin, pero no exhiben nada de la gracia o la iluminación de la edad. Por ello, los Kuei-jin indios se burlan de los Cainitas y los ignoran como si fueran nimiedades, volviendo a sus tableros de ajedrez de detritos humanos.
Para aquellos Cainitas decididos a avanzar en la India, los Ravnos representan los mejores aliados y los peores obstáculos. Con sus Matusalenes que despiertan a intervalos y los dirigen por el vicioso Camino de la Paradoja, los Ravnos tienen poca tolerancia hacia los Cainitas de Occidente, al mismo tiempo que desprecian a los Kuei-jin. Sólo aquellos que comprenden la filosofía de la Paradoja reciben la oportunidad de unirse a los Ravnos en sus actividades, e incluso entonces esos visitantes nunca ven las propiedades ancestrales de la familia. Por lo tanto, el proceso de contactar con los Kuei-jin en la India es una cuestión de comunicarse adecuadamente con los Ravnos y otorgarles regalos, y luego depositar toda la confianza en ellos, algo que ningún Cainita hace sin la carga de la desesperación. Como resultado, las familias Ravnos de la India mantienen de alguna manera tenues vínculos con los Kuei-jin de una manera inexplicable para todos los demás Cainitas, y solo se dignan compartir los frutos de tales alianzas cuando les conviene.
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