Existen claras similitudes entre las Tríadas y las cortes del Quincunx; los ritos secretos, las categorías jerárquicas, y capas y capas de engaño y traición. Este parecido estriba en el origen común que ambas tienen en el tenebroso y oscuro mundo de las políticas tradicionales chinas de las cortes. El alto grado de implicación de los Kuei-jin en las Tríadas, hasta la propia Sociedad del Loto Blanco, no hace sino incrementar las similitudes y permite explicar por qué las Tríadas, en medio del cambio social generalizado, se han aferrado tan fuertemente a sus tradiciones. Las Tríadas son el arma definitiva propia de los Kuei-jin, ningún Mono Corredor puede tratar de competir con un antiguo que, probablemente, ha estado implicado en más de una Tríada desde hace siglos.
Es común que se mantengan algunos vínculos con logias menos veteranas, pero la mayoría de los ancestros y mandarines no se molestan en tratar con tal gentuza. Es mucho más sencillo controlar una logia veterana de la Tríada, ya que su dinero proviene de los tributos y es por ello predecible. Simplemente debe cuidarse que las logias inferiores se ocupen de hacer, con favor a sus superiores, cualquier trabajo de campo que el mandarín necesite. Muchos Monos Corredores aún no han entendido las sutilezas de esta táctica y, equivocadamente, creen que haciéndose con las logias novatas están arrebatando las herramientas a los antiguos. A causa de las creencias de sus aliados mortales, los Monos Corredores que controlan logias menores no pueden rechazar servir a las logias veteranas; hacer eso significaría perder reputación ante los miembros de Tríadas de menor nivel que la suya, e incitar ataques por parte de otras logias novatas que busquen ganar prestigio. En definitiva, los Príncipes de Bambú a menudo acaban descubriendo que, a pesar de todos sus esfuerzos, las operaciones que dirigen siguen siendo útiles para los antiguos.
Es en las calles donde los Príncipes de Bambú inquietan a los antiguos. Su conocimiento del mundo moderno les permite debilitar a las Tríadas tradicionales donde más les duele, en los callejones y suburbios de las grandes ciudades asiáticas. Para debilitar a estas Tríadas, suelen utilizar un enfoque sencillo. Primero localizan una operación dirigida por su objetivo, preferiblemente algo inmundo como prostitución infantil o trata de blancas. Entonces hace saber la historia a la prensa y colaboran con el linchamiento junto con la opinión pública. Mientras la policía inicia su campaña ofensiva, actúan contra los activos comerciales del objetivo empleando abogados y contables. Finalmente, dejan que sus propios polos rojos descarguen sobre los pocos miembros que logran escapar de las redadas de la policía. Fueron los ambiciosos humanos los que primero idearon esta táctica, pero ha probado ser muy efectiva también para muchos de los Príncipes de Bambú. Los antiguos de las Tríadas o entre los Kuei-jin subestiman la forma en que puede torcerse bajo la presión de la opinión pública todo aquello que han colocado en la órbita de los funcionarios públicos de mayor rango. Si todo lo demás falla, los brutales ataques frontales son siempre una alternativa (muy sangrienta ya que ninguna Tríada se negará a luchar).
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