Los Kuei-jin y los Yakuza

La implicación de los Kuei-jin en los yakuza está menos extendida que en el caso de las Tríadas. Los gumi son una herramienta más limitada que las poderosas Tríadas, y las conexiones hacia ellos están abierta sólo a gaki (Kuei-jin japoneses). Las modernistas cortes genji tienen poco tiempo para los tradicionalistas yakuza gumi, y en lugar de ello prefieren invertirlo en las modernas federaciones yakuza. Sin embargo, los tradicionalistas Bishamon, a pesar de rumores que indican lo contrario, rechazan oficialmente tener cualquier vínculo con los yakuza. Para ellos los yakuza son de clase inferior, o incluso algo peor (desde la perspectiva Bishamon), y a menudo tienen orígenes coreanos o chinos. Esto ha dejado a los tradicionales yakuza, igualmente despreciados por sus orígenes de clase baja por la mayoría de los Hengeyokai japoneses, abiertos a la interferencia extranjera. Tanto las Cortes Verdes como el Quincunx han usado sus vínculos étnicos para desarrollar conexiones muy discretas. Estos lazos son tan confidenciales que sólo los miembros de más confianza de las cortes involucradas tienen la más ligera insinuación de que algo está teniendo lugar.

Para las cortes genji, los modernos yakuza son una herramienta multiuso. Su amplia influencia hace de ellos un gran hipermercado en el que es posible encontrar todo lo necesario para dirigir cualquier faceta de la sociedad japonesa, desde gobierno y negocios, hasta comercios locales y tiendas de fideos. Sin embargo, las recientes ofensivas del gobierno han costado a los yakuza parte de su utilidad, así como también parte de la protección y la influencia concedida por las cortes genji. Es más complicado llegar a saber qué esperan obtener de las Cortes Verdes y del Quincunx, aunque las posibles respuestas pueden estar en los lazos con los gobiernos mortales japoneses, las rutas de contrabando listas para ser utilizadas y el acceso a mayor riqueza que incluso la que sus corporaciones locales le pueden proporcionar. Por ahora los Kuei-jin extranjeros aguardan su momento, en apariencia felices de tener una puerta trasera que permita su entrada en Japón cuando la puedan necesitar.