Blandir la Espada

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En los casos en que los Kuei-jin implicados escogen Blandir la Espada a Mediodía, la gravedad de la disputa queda reflejada en la dificultad de los Preceptos asignados a ella. Un desacuerdo insignificante sobre cómo fue llevada cierta batalla con los enemigos de la corte puede requerir una contienda para determinar quién puede conseguir la defección del líder de una de las bandas oponentes. Una desavenencia más grave, tal vez acerca de una cuestión de honor, podría suponer que los Preceptos exigirán a los xuezhe luchar para llevar los negocios del contrario a la bancarrota: E incluso peor, probablemente después de una discrepancia fundamental sobre el manejo estratégico de algunos gweilo shen, podría pedírseles a los contrincantes que demuestren cómo pueden hacer padecer la mayor presión política al enemigo para incautarse de su propiedad familiar. Siempre que es posible, los mediadores prefieren que exista cierta simetría poética entre la causa del desacuerdo y los Preceptos de la Guerra del Crepúsculo resultante. Los conflictos marciales deberían redundar en Guerras del Crepúsculo de tipo marcial; las desavenencias filosóficas deberían redundar en pugnas de naturaleza más reflexiva; las discusiones centradas en torno a la etiqueta y cuestiones sociales deberían dirimirse a través de contiendas basadas en la opinión pública, etc. Los mediadores inexpertos pueden tener dificultades para discurrir un conflicto metafóricamente apropiado, pero ciertos maestros han alcanzado fama por todo el Reino Medio gracias al sagaz entendimiento de los Preceptos que idean.

Una vez los Preceptos han sido anunciados en un Claro de las Nubes apropiado, los xuezhe habrán de llevar a cabo su Guerra del Crepúsculo de tal forma que en ningún caso afecte a los asuntos de la corte. Pese a esta pretendida discreción, las habladurías de la corte a menudo se concentran sobre las Guerras del Crepúsculo en curso, y muchos Kuei-jin disfrutan apostando con "Ministros de Joss" extraoficialmente designados sobre quién será vencedor, qué medios emplearán para conseguir la victoria y cuán rápidamente vencerán. Se considera la máxima falta de decoro dejar que los xuezhe sepan de tales apuestas, e incluso los miembros de los wu de los xuezhe habrán de mantener en lo privado tales asuntos. Al menos en un caso en el que el vencedor era casi seguro, un jina ligero de lengua reveló los puntos de ventaja a los oponentes mientras esperaban una audiencia con uno de los ministros de la corte. Tomado por sorpresa por la información no deseada, el combatiente favorecido capituló en el acto, perdiendo la Guerra del Crepúsculo, pero ganándose la admiración de gran parte de la corte así y todo.

A lo largo de la Guerra del Crepúsculo, los xuezhe habrán de mantener al mediador informado de sus actividades, para asegurar que ninguna acción impropia sea adoptada y que la guerra permanezca dentro del marco de los Preceptos. Naturalmente, se supone que el mediador mantendrá todas estas cuestiones en el más absoluto secreto, no sólo con respecto al otro xuezhe sino también con respecto a la corte entera, en especial aquellos que están apostando sobre el desenlace. Los apostantes tendrán que procurarse sus propias fuentes de información.

Cuando uno de los oponentes ha alcanzado la victoria según los términos de los Preceptos, debe demostrarlo ante el mediador y el otro xuezhe. Se considera una especial hazaña haber vencido sin que el oponente sea consciente de ello. Tamaña sutileza es muy elogiada y hace que el vencedor gane mucho más respeto del que su triunfo le procuraría normalmente. Una vez el ganador ha sido confirmado, las partes implicadas ponen fecha para la Revelación de los Cielos con la corte. En nuestros días, la Revelación de los Cielos ha adoptado un aire de celebración incluso mayor que antaño, con regalos intercambiados entre ganador y perdedor, así como presentes de felicitación por parte de otros miembros de la corte. En muchos lugares es tradición que aquellos que tuvieron especial fortuna en sus apuestas entreguen regalos anónimos a ambos xuezhe. El comportamiento de los oponentes en esta ceremonia causa un gran efecto sobre las opiniones de los demás Kuei-jin en cuanto a quién es el auténtico vencedor, y un ganador o perdedor cortés es apreciado por todos.

Tras la Revelación a los Cielos, todos los Kuei-jin envueltos en la Guerra del Crepúsculo habrán de aceptar que el vencedor tiene razón en el asunto cuestionado y tratar la cuestión como cosa del pasado. Abrigar mala voluntad a causa de una Guerra del Crepúsculo perdida no tiene nada de iluminación espiritual sin duda. En ciertos casos, el perdedor puede creer que el mediador dio a su oponente una ventaja injusta. Casi siempre es mejor dejar pasar la cuestión, pero si no le es posible, es libre de desafiar al mediador a una nueva Guerra del Crepúsculo. Esto es aconsejable únicamente en casos de evidente y reconocida mala conducta, no obstante. De otra forma, desafiar al mediador de uno es visto normalmente como pura envidia.

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