Los distintos habitantes del Reino Medio tienen distintas opiniones sobre la Guerra del Crepúsculo. Algunos la consideran un amaneramiento de criaturas que prefieren jugar a enfrentarse con los problemas reales. Otros la ven como un medio de librar de forma segura los impulsos agresivos o como un elegante pasatiempo. Debajo se refieren muestras de las diferentes posturas que esta costumbre inspira:
• Ae Cha Soo Hyun, Ministro del Saber de la Corte de Sangre de Pekín, ilustra a su auditorio:
Si nunca han tomado parte en los placeres de la Guerra del Crepúsculo, les sugiero sinceramente que encuentren un desacuerdo conveniente y participen en una a la menor posibilidad. Ciertamente en ningún otro empeño la belleza y el poder de los Kuei-jin se manifiesta de manera tan precisa.
• Kanou Makoto, otro Mono Corredor más de Chiba City, habla claro:
Es una idiotez, amigo. Tenemos bastantes problemas sin que los eunucos jueguen esos estúpidos jueguecitos de guerra. ¿A quién le importa si Ikegami-jodido-san puede seducir a la tatara tatara tataranieta de Kaneda-jodido-san con un solo haiku cuando estamos hasta el culo de Kin-jin?
• Woo Sung-il, Príncipe de Bambú de Seúl, ofrece una perspectiva distinta:
Los Kuei-jin son depredadores. Sin tal alternativa, estaríamos haciéndonos pedazos unos a otros como peces luchadores en una pecera pequeña. La Guerra del Crepúsculo sobrevive, porque nos ayuda a sobrevivir. Por fortuna, mantiene a los dame-sama lo bastante ocupados para que podamos hacer algo de auténtico trabajo, asimismo.
• Janamejaya Vedya, Hoja de Nagah, opina:
Antaño, los Wan Xian permitieron que su ceguera manchara el Reino Medio. Ahora pretenden que esas mezquinas exhibiciones puedan evitar que se repitan sus antiguas atrocidades. No lo creo.
• Sidra Masters, un emisario Toreador visitante, ofrece sus comentarios:
Debo admitir que encuentro el refinamiento con el que la Estirpe de las Cortes Doradas resuelve sus disputas bastante refrescante, pero hay veces en las que parece como si uno caminara a lo largo de una cuerda floja sobre un foso de víboras. No me he sentido así desde que dejé París.
La Perspectiva desde el Exterior
Es importante recordar que el drama de la Guerra del Crepúsculo se extiende igualmente más allá de los participantes. Los mortales y Kuei-jin inferiores están acostumbrados a recibir enigmáticas órdenes de sus maestros, y muchas de ellas sirven los requerimientos de alguna olvidada Guerra del Crepúsculo. Puede que los miembros jóvenes de la corte se vean envueltos en las sutiles maquinaciones del duelo de dos mandarines, o puede que prueben a influir de manera imperceptible en el curso de la batalla, usando medios modernos que los mandarines sencillamente desconocen. Algunos enemigos puede que traten de sacar provecho de las circunstancias de tal honorable combate para atacar a la corte o sus miembros. Otros shen podrían verse estorbados o insultados por los efectos de estas maniobras en apariencia irrelevantes. De una u otra forma, los efectos de la Guerra del Crepúsculo siguen moldeando sutilmente el curso del Reino Medio.
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