El Muro y el Dolor

Los Espejos Rotos se forman en lugares que violan el orden natural de las cosas, sitios en los que el Muro se debilita debido a una carencia de Chi ambiente o zonas carentes de vida natural o espiritualismo. Tal separación de lo espiritual a menudo se refleja en una ausencia de esperanza entre los lugareños (al tiempo que también ayuda a promoverla). Cuando el sufrimiento y el dolor son vertidos continuamente en el vacío dejado por el mundo natural, lentamente se abre una fisura al Mundo Yomi. La cantidad de sufrimiento debe ser lo suficientemente considerable para provocar una insidiosa inversión en el papel de los espíritus guardianes locales. Estas entidades se ven tan afectadas que su existencia se hace insoportable y acaban golpeando el Muro que separa unas tierras de otras, en un intento de destruir la causa del dolor

Los espíritus de mortales que murieron sufriendo las horribles condiciones de estos incipientes Infiernos quedan también atrapados, y golpean el Muro por el lado contrario tratando de conseguir ser admitidos en los Reinos Espirituales, y obtener algún alivio en el tormento que les ha seguido incluso hasta la muerte. Los propios mortales en vida, deben habitar dentro de la misma esencia del sufrimiento; un dolor sin premeditación, sin fin, una gris e informe nada que provoca al mismo tiempo desesperanza y agonía. Este hecho hace que rara vez sea suficiente con el tormento de una némesis no identificable; en ocasiones es más efectiva la apabullante desesperanza de la esclavitud o, incluso, de la más rastrera cultura empresarial. Los mortales implicados acaban encontrando imposible cualquier escapatoria (en cuanto a su torturador desaparece, otro le reemplaza). Cuando coinciden todas estas condiciones, entonces el Muro comienza a romperse, debilitándose lo suficiente para permitir el paso de Chi desde el Mundo Mortal a los Reinos Espirituales. Este proceso crece hasta que los más débiles indicios de Chi de este horrendo lugar acaban dentro de los Reinos Yomi.