-Ae-Cha Soo Hyun, Ministro del Saber de la Corte de la Sangre de Pekín.
Cuando un insulto es demasiado grave para permitirlo, cuando el honor no puede tolerar nada más, cuando cada ancestro clama venganza, las penas resultantes de una Guerra del Crepúsculo ya no se consideran suficientes. Cuando una ofensa llega a ese extremo, la desatada ferocidad de un Guerra de Medianoche es la única respuesta. El caos de una Guerra de Medianoche puede estremecer los Cielos y devastar todo el país. Miles de mortales pueden perecer, y la forma de la misma tierra puede cambiar. Cualquier arma creada por shen o humanos puede ser usada en una Guerra de Medianoche, y en un momento u otro casi todas lo son.
Desde guerras y dientes hasta misiles, desde reporteros engañados hasta asesinos Nezumi, las armas de la Guerra de Medianoche comprenden los cinco elementos y sólo están limitadas por la sombría imaginación de los mismos Kuei-jin. La declaración de una Guerra de Medianoche nunca debería hacerse a la ligera, pues ésta puede causar mucho más daño que el infligido a los Catayanos implicados. Puede destruir antiguas alianzas con otros shen. Puede acabar con familias y naciones enteras de mortales. Los Nidos de Dragón pueden resultar dañados e incluso destrozados en el curso de una Guerra de Medianoche. En conclusión, la masacre de una Guerra de Medianoche puede amenazar los mismos cimientos del Reino Medio. Por esta razón, la sociedad inmortal ha puesto ciertos obstáculos en el camino de aquellos que declararían una Guerra de Medianoche presta e irreflexivamente. Los Catayanos sabios estudian las voluntades de sus vecinos y el territorio mucho antes de proceder a las Ceremonias de Medianoche, los ritos formales por medio de los cuales se declara una Guerra de Medianoche. Si bien un solo Kuei-jin puede poseer recursos más allá del alcance de los simples mortales, es poco frecuente que un único Catayano inicie una Guerra de Medianoche. No sólo la sociedad inmortal considera importuno que una sola persona cause tanto problema, sino que la posibilidad de que un akuma arrastre a una corte a tan violenta circunstancia es un riesgo demasiado grande para correrlo. Si se trata de alguien en extremo respetado, un ancestro, o tal vez un mandarín, podría principiar tal guerra sin demasiada censura, pero cualquier inferior probablemente encontrará la ira de sus incomodos vecinos fatal. A no ser que pueda aportar pruebas irrefutables de que los beigao, los objetivos de su Guerra de Medianoche, merecen absolutamente ser exterminados, es casi seguro que el resto de la corte se pondrá del lado de los beigao para eliminar al instigador antes de que pueda causar más problemas.
Es más probable que los wu convoquen una Guerra de Medianoche en vez de individuos aislados, pero pueden seguir siendo lo bastante débiles para ceder el deseo de su corte si la opinión pública desaconseja firmemente la guerra. Las cortes desalientan a los wu de discípulos para emprender tan ominosa empresa. Se tiene a tales Kuei-jin jóvenes por demasiado inexpertos para reconocer las situaciones que justifican en verdad la Guerra de Medianoche, demasiado jóvenes para haber desarrollado el debido juicio acerca de los asuntos Kuei-jin y demasiado nuevos en sus senderos Dhármicos para apreciar completamente la gravedad de tales acciones. Incluso los wu de jina pueden ser vistos como demasiado superficiales o inestables para adoptar semejante decisión, pero cuando un wu de mandarines o ancestros habla de la Guerra de Medianoche, la corte entera no tiene otra elección que escuchar y aprobarlo. A veces, se forma una coalición entre diferentes wu que detectan un enemigo común, y esta coalición instiga una Guerra de Medianoche. Tales alianzas se denominan lianfang. Los lianfang tienen la ventaja de disponer de más miembros, pero a menudo adolecen de un liderazgo dividido. En los casos en que uno de los wu o Kuei-jin concreto claramente posee mayor rango que los demás, el liderazgo recae sobre ese wu o individuo. Si no hay una jerarquía obvia, el Kuei-jin con mayor experiencia militar asume el rango de General del Lianfang y es proclamado líder. Cuando no hay nadie que descuelle en el campo militar, se emplea otro medio para asignar el rango de general, tal como los horóscopos o el combate ritual.
Los Lianfang cuyo liderazgo no está basado en la destreza a menudo sufren luchas de poder internas, y el general debe dedicar gran parte de su tiempo a mantener la alianza unida (en vez de combatir en la guerra real). En muchos casos, los diferentes wu de tales lianfang actúan por su cuenta en lugar de acatar los planes de su general. Sin embargo, el liangang es con frecuencia el único recurso de que disponen los Kuei-jin de rango inferior cuando consideran que es necesaria una Guerra de Medianoche. Con la creciente división entre los antiguos y sus discípulos, las Guerras de Medianoche convocadas por tales grupos están haciéndose cada vez más comunes. Incluso cortes enteras pueden declarar la Guerra de Medianoche en masse, si su tamaño es bastante para resistir por sí solas y el sentido de la tradición ha sido ofendido. Sólo el ancestro de la corte puede hacer tal declaración y únicamente con la aprobación de sus ministros. Cuando toda una corte va a la guerra, es un tiempo de terror sin duda. El poder espiritual, financiero y marcial de una corte es imponente, y la movilización de tan abrumadora cantidad de recursos tiene serias repercusiones por todo el Reino Medio. Tales Guerras de Medianoche pueden concluir en días, como cuando Dae Kyung-wook dirigió el ataque de toda su corte contra una camarilla de Kin-jin que habían comprado la protección de la Senda Paralela con el propósito de saquear un cementerio local. Estas Guerras de Medianoche pueden igualmente durar décadas o aún siglos, como ocurre con las permanentes hostilidades entre la Corte de la Carne de Shanghái y los invasores gaki.
Las Guerras de Medianoche son tiempos peligrosos, y para evitar que se conviertan en algo común, los Kuei-jin que declarar la guerra han de exponer sus razones como parte de la declaración. Hacia el final de la dinastía oriental Chu, Yuan-Te, un mandarín de la Corte del Osario, se impuso a sí mismo la tarea de identificar las circunstancias bajo las cuales era justificable declarar una Guerra de Medianoche. Tras recluirse en la cumbre del monte Hua durante ocho años, Yuan-Te determinó que había sólo tres razones que la justificasen. Desde la codificación de las Tres Leyes de Yuan-Te, casi todos los yangao han redactado sus acusaciones en los términos de estas leyes. Por desgracia las Tres Leyes se emplean hoy más como guía para saber qué acusaciones formular en la Llamada a los Cielos que como tamiz para evitar que se abuse del permiso para la Guerra de Medianoche. En algunas cortes corruptas, si el beigao es impopular, los yangao hallan placer en servirse de acusaciones formulistas basadas en las Tres Leyes en lugar de preocuparse de detalles como la exactitud y la verdad. En cortes más honorables, los yangao se aseguran de que sus acusaciones son hechas de manera que al menos uno de los criterios de las Tres Leyes se cumple.
Pocas cortes tratan benévolamente a aquellos que están demasiado ansiosos para declara una Guerra de Medianoche. Aunque las regiones alejadas del Quincunx han sido por tradición menos estrictas en estos asuntos, incluso las Cortes Doradas no quieren tener a los Kuei-jin y sus Pantallas Escarlata arrojándose napalm el uno al otro cada vez que un Mono Corredor olvida mostrar la debida deferencia a un jina de un wu vecino... o cada vez que un mandarín hace un comentario desdeñoso a un discípulo errante. Aunque la corte reinante no puede evitar la declaración de una guerra, puede dificultar la declaración ritual. Puesto que las Ceremonias de Medianoche deben ser oficiadas en la noche de la luna nueva, la corte podría sencillamente decidir no reunirse aquella noche. Los yangao reacios a dejar que el asunto se detenga aún podían buscar al ancestro y comenzar las ceremonias, pero sería en verdad un comienzo poco propicio para la guerra. Antes de que la guerra haya sido declarada, la corte puede asimismo insinuar qué lado recibiría ayuda de los aliados de la corte. Todas las cortes tienen un blasón o insignia, llamada mon por las cortes japonesas, que llevan consigo el ancestro y los ministros y es usado para sellar documentos oficiales. Si un Kuei-jin recibe una carta con la insignia de la corte impresa en rosa en vez del más favorable color rojo, debería reconsiderar sus planes. Si el yangao carece de la sutileza necesaria para prestar atención a esta sugerencia, uno de los ministros de la corte puede visitarlo y hablar afectuosamente de los pretendidos blancos. Si todo ello no consigue detener la declaración de guerra, es casi seguro que la corte respaldará al acusado y el yangao llevará la peor parte.
Comenzar una Guerra de Medianoche no declarada es una gorma segura de ofender a la sociedad inmortal en conjunto. Algunos Catayanos se sienten tentados a atacar a sus enemigos primero y declarar después. Aquellos que no creen necesario declarar la Guerra de Medianoche debidamente a menudo se encuentran con que otros de su corte (incluso quienes creían hermanos de espíritu) se encargan de declararles la guerra bajo los auspicios de la Segunda Ley de Yuan-Te. Pocos Kuei-jin o wu pueden hacer frente con éxito al justiciero ataque de una corte furiosa. Aún cuando las tradiciones de la Guerra de Medianoche son peligrosas y están expuestas al abuso, los antiguos convienen en que es importante tener reglas de sociedad que controlen tan extremas circunstancias. De otro modo, los Kuei-jin desesperados cuyo último recurso es la batalla total se alejarían del Gran Principio yendo posiblemente a los anhelantes brazos de los Reyes Yama. Por abominable que parezca, hay tiempos en los que incluso los justos han de declarar la guerra total por el bien del Reino Medio. La Guerra de Medianoche es un medio de hacerlo sin renunciar a la propia observancia del Camino Quíntuple y a la sociedad de los Kuei-jin.
Es más probable que los wu convoquen una Guerra de Medianoche en vez de individuos aislados, pero pueden seguir siendo lo bastante débiles para ceder el deseo de su corte si la opinión pública desaconseja firmemente la guerra. Las cortes desalientan a los wu de discípulos para emprender tan ominosa empresa. Se tiene a tales Kuei-jin jóvenes por demasiado inexpertos para reconocer las situaciones que justifican en verdad la Guerra de Medianoche, demasiado jóvenes para haber desarrollado el debido juicio acerca de los asuntos Kuei-jin y demasiado nuevos en sus senderos Dhármicos para apreciar completamente la gravedad de tales acciones. Incluso los wu de jina pueden ser vistos como demasiado superficiales o inestables para adoptar semejante decisión, pero cuando un wu de mandarines o ancestros habla de la Guerra de Medianoche, la corte entera no tiene otra elección que escuchar y aprobarlo. A veces, se forma una coalición entre diferentes wu que detectan un enemigo común, y esta coalición instiga una Guerra de Medianoche. Tales alianzas se denominan lianfang. Los lianfang tienen la ventaja de disponer de más miembros, pero a menudo adolecen de un liderazgo dividido. En los casos en que uno de los wu o Kuei-jin concreto claramente posee mayor rango que los demás, el liderazgo recae sobre ese wu o individuo. Si no hay una jerarquía obvia, el Kuei-jin con mayor experiencia militar asume el rango de General del Lianfang y es proclamado líder. Cuando no hay nadie que descuelle en el campo militar, se emplea otro medio para asignar el rango de general, tal como los horóscopos o el combate ritual.
Los Lianfang cuyo liderazgo no está basado en la destreza a menudo sufren luchas de poder internas, y el general debe dedicar gran parte de su tiempo a mantener la alianza unida (en vez de combatir en la guerra real). En muchos casos, los diferentes wu de tales lianfang actúan por su cuenta en lugar de acatar los planes de su general. Sin embargo, el liangang es con frecuencia el único recurso de que disponen los Kuei-jin de rango inferior cuando consideran que es necesaria una Guerra de Medianoche. Con la creciente división entre los antiguos y sus discípulos, las Guerras de Medianoche convocadas por tales grupos están haciéndose cada vez más comunes. Incluso cortes enteras pueden declarar la Guerra de Medianoche en masse, si su tamaño es bastante para resistir por sí solas y el sentido de la tradición ha sido ofendido. Sólo el ancestro de la corte puede hacer tal declaración y únicamente con la aprobación de sus ministros. Cuando toda una corte va a la guerra, es un tiempo de terror sin duda. El poder espiritual, financiero y marcial de una corte es imponente, y la movilización de tan abrumadora cantidad de recursos tiene serias repercusiones por todo el Reino Medio. Tales Guerras de Medianoche pueden concluir en días, como cuando Dae Kyung-wook dirigió el ataque de toda su corte contra una camarilla de Kin-jin que habían comprado la protección de la Senda Paralela con el propósito de saquear un cementerio local. Estas Guerras de Medianoche pueden igualmente durar décadas o aún siglos, como ocurre con las permanentes hostilidades entre la Corte de la Carne de Shanghái y los invasores gaki.
Las Guerras de Medianoche son tiempos peligrosos, y para evitar que se conviertan en algo común, los Kuei-jin que declarar la guerra han de exponer sus razones como parte de la declaración. Hacia el final de la dinastía oriental Chu, Yuan-Te, un mandarín de la Corte del Osario, se impuso a sí mismo la tarea de identificar las circunstancias bajo las cuales era justificable declarar una Guerra de Medianoche. Tras recluirse en la cumbre del monte Hua durante ocho años, Yuan-Te determinó que había sólo tres razones que la justificasen. Desde la codificación de las Tres Leyes de Yuan-Te, casi todos los yangao han redactado sus acusaciones en los términos de estas leyes. Por desgracia las Tres Leyes se emplean hoy más como guía para saber qué acusaciones formular en la Llamada a los Cielos que como tamiz para evitar que se abuse del permiso para la Guerra de Medianoche. En algunas cortes corruptas, si el beigao es impopular, los yangao hallan placer en servirse de acusaciones formulistas basadas en las Tres Leyes en lugar de preocuparse de detalles como la exactitud y la verdad. En cortes más honorables, los yangao se aseguran de que sus acusaciones son hechas de manera que al menos uno de los criterios de las Tres Leyes se cumple.
Pocas cortes tratan benévolamente a aquellos que están demasiado ansiosos para declara una Guerra de Medianoche. Aunque las regiones alejadas del Quincunx han sido por tradición menos estrictas en estos asuntos, incluso las Cortes Doradas no quieren tener a los Kuei-jin y sus Pantallas Escarlata arrojándose napalm el uno al otro cada vez que un Mono Corredor olvida mostrar la debida deferencia a un jina de un wu vecino... o cada vez que un mandarín hace un comentario desdeñoso a un discípulo errante. Aunque la corte reinante no puede evitar la declaración de una guerra, puede dificultar la declaración ritual. Puesto que las Ceremonias de Medianoche deben ser oficiadas en la noche de la luna nueva, la corte podría sencillamente decidir no reunirse aquella noche. Los yangao reacios a dejar que el asunto se detenga aún podían buscar al ancestro y comenzar las ceremonias, pero sería en verdad un comienzo poco propicio para la guerra. Antes de que la guerra haya sido declarada, la corte puede asimismo insinuar qué lado recibiría ayuda de los aliados de la corte. Todas las cortes tienen un blasón o insignia, llamada mon por las cortes japonesas, que llevan consigo el ancestro y los ministros y es usado para sellar documentos oficiales. Si un Kuei-jin recibe una carta con la insignia de la corte impresa en rosa en vez del más favorable color rojo, debería reconsiderar sus planes. Si el yangao carece de la sutileza necesaria para prestar atención a esta sugerencia, uno de los ministros de la corte puede visitarlo y hablar afectuosamente de los pretendidos blancos. Si todo ello no consigue detener la declaración de guerra, es casi seguro que la corte respaldará al acusado y el yangao llevará la peor parte.
Comenzar una Guerra de Medianoche no declarada es una gorma segura de ofender a la sociedad inmortal en conjunto. Algunos Catayanos se sienten tentados a atacar a sus enemigos primero y declarar después. Aquellos que no creen necesario declarar la Guerra de Medianoche debidamente a menudo se encuentran con que otros de su corte (incluso quienes creían hermanos de espíritu) se encargan de declararles la guerra bajo los auspicios de la Segunda Ley de Yuan-Te. Pocos Kuei-jin o wu pueden hacer frente con éxito al justiciero ataque de una corte furiosa. Aún cuando las tradiciones de la Guerra de Medianoche son peligrosas y están expuestas al abuso, los antiguos convienen en que es importante tener reglas de sociedad que controlen tan extremas circunstancias. De otro modo, los Kuei-jin desesperados cuyo último recurso es la batalla total se alejarían del Gran Principio yendo posiblemente a los anhelantes brazos de los Reyes Yama. Por abominable que parezca, hay tiempos en los que incluso los justos han de declarar la guerra total por el bien del Reino Medio. La Guerra de Medianoche es un medio de hacerlo sin renunciar a la propia observancia del Camino Quíntuple y a la sociedad de los Kuei-jin.
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