-Sun Li, Ocho Estrategias Inmortales.
Equilibrar los esfuerzos a lo largo de los Tres Escenarios de Sun Li es una ardua empresa, mas las Diez Mil Cosas se hallan entretejidas. Atacar desde un escenario a otro puede ser tan simple, extremo (e insensato) como ordenar que un auto bomba choque contra un Nido de Dragón. Incluso si el auténtico poder se encuentra más allá de la Muralla, el flujo de Chi no puede sino ser perturbado por la violencia de este lado. Tales planes también pueden ser mucho más complejos: un Catayano podría usar su poder militar para obtener una ventaja social en la sociedad mortal: podría utilizar mercenarios a su servicio para asesinar a un magistrado de provincias, para reemplazarlo por alguien bajo su control. Podría entonces empuñar su mejorado poder secular para reforzar a sus aliados en el Mundo Yin por medio de erigir un monumento conmemorativo a los héroes de guerras locales. Después, contemplando el círculo de su plan, podría usar este beneficio espiritual para obtener poder militar cuando los wraiths que reciben honor (y Pathos) de dicho monumento actúen como exploradores para sus partidas de guerra. Cuanto más complicada es la estrategia, mayor posibilidad existe de que una parte de ella vaya mal y de esta manera haga que fracase todo el plan. Al mismo tiempo, suele ser posible hacer cosas con un plan elaborado que serían imposibles con uno más simple. Tales planes pueden ser, además, difíciles de reconocer para los enemigos. ¿Dio el oro a los arquitectos para que no construyeran sobre el camposanto o para que la nueva planta redirigiera el flujo de Chi a lo largo del río?
Al elaborar estos planes, es importante que el Kuei-jin sea honesto consigo mismo en cuanto a sus capacidades. Los Kuei-jin deberían buscar formas en las que su actual poder pueda afectar a los otros escenarios, pero si un plan está más allá de sus habilidades, deben descartarlo voluntariamente en lugar de condenarse a sí mismos al fracaso. Si un general no está seguro, debería analizar los distintos elementos que podrían afectar a su plan así como el plan en su conjunto. Si pretende usar sus contactos policiales para hostigar a unos monjes de un monasterio local que actúan como intermediarios entre su enemigo y el Mundo Yang, debe examinar cada uno de los componentes del plan. ¿Qué podría impedir que la policía estorbe a los monjes? ¿Hay algún policía ligado al monasterio? ¿Tienen los monjes otras formas de protección de la policía, como amigos magistrados de la ciudad o entrenamiento marcial? ¿Evitaría realmente el hostigamiento a los monjes que actúen como intermediarios? ¿Cómo reaccionarían los espíritus Yang al acoso a los monjes? ¿Es lo bastante importante la ayuda de los espíritus Yang para hacer intervenir a la policía? Si el Kuei-jin no puede responder adecuadamente cualesquiera preguntas que pueda tener, debería reajustar su plan hasta que disponga de uno que resista la oposición.
Si un Catayano sabe qué armas y fuerzas puede permitirse y cómo pueden emplearse para dañar al enemigo, se halla en el camino de ser un digno guerrero. Debería ser capaz de evitar los errores más obvios. Más allá de este conocimiento existe otro reino de entendimiento, el que separa al soldado del general. Más allá del conocimiento táctico se encuentra la comprensión de cómo las unidades individuales constituyen una fuerza consistente y cómo emplear esa fuerza de forma óptima para lograr el máximo efecto.
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