Jiang Hu

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Yusuke esperó detrás del Nissan blanco mientras el saraiman, borracho por una noche fuera con los chicos de la oficina, andaba haciendo eses a lo largo de la estrecha calle. El saraiman casi había tropezado con el escondite de Yusuke cuando éste se dejó ver. Con la ayuda de su P'o, Yusuke deformó su rostro en su más horrible aspecto: ojos saltones y amarillos, enormes y mellados colmillos y cabello verde y desgreñado ondulándose en un viento que ningún mortal sentía.

El sariman se detuvo, atónito, en tanto Yusuke ponía una garra sobre su pecho - ¿Vas a echar a la calle a algún huérfano hoy, Inoue-sama? -. Escupió las palabras a través de sus colmillos.

-¿Yu... Yu... Yusuke?

Yusuke sonrió. Le alegraba que Inoue lo recordara incluso meses después de su muerte. Tal vez había esperanza para él después de todo.


La forma más obvia de sublevación entre los Kuei-jin es llamada jiang hu. Se considera incluso una forma tradicional de revuelta en algunos círculos, el equivalente Catayano de "aquella etapa difícil". El jiang hu no es en realidad mucho más que un tiroteo de bandas al estilo Catayano. Es un estilo libre de no vida en el que bandas de Kuei-jin (y en ocasiones de otras clases) corrigen entuertos y generalmente escupen en la cara de la autoridad. A veces luchan por una causa (como los birmanos que impidieron que el SLORC exterminase a la Liga Nacional para la Democracia en Myanmar) pero la mayoría de ellos sencillamente se juntan para "proteger" a un barrio o librar el jiang hu del otro lado de la prefectura. Los Catayanos jóvenes y desafectos que fueron muertos violentamente antes de sentir ninguna conexión con la sociedad en general y que ven su nueva no vida como una oportunidad de causar estragos sobre el mundo que los trató tan mal son quienes con mayor probabilidad se entregan al jiang hu. Otros posibles candidatos comprenden a aquellos que murieron con lazos excepcionalmente fuertes y violentos con la esfera mortal. En cualquier caso, el jiang hu rara vez se interesa por la gran sociedad shen a no ser que afecte a su propio territorio.

La corte local puede considerar al jiang hu como poco refinado e inconveniente, pero no se preocupa de ellos. Volverse jiang hu a menudo tiene por poco más que otra faceta de ese particular estadio. Aunque los mandarines y los jina afirman que preferirían que los Monos Corredores se comportaran con "un poco más de decoro", ser jiang hu por un tiempo no es nada extraño. Es más, pasar un tiempo como jiang hu a menudo se considera un eficaz método para que los nuevos Kuei-jin adquieran habilidades que necesitarán más adelante. Lleno de indiscriminada violencia y falta de respeto hacia los antiguos, el jiang hu se diría que invita a la ira de las cortes por todo el Reino Medio. En vez de eso, se ve como una conducta natural, una fase que uno debe pasar a fin de continuar avanzando hacia papeles más civilizados. Las cortes prefieren que los Monos Corredores superen este estadio de sus vidas para que, cuando se integren en la decorosa sociedad Kuei-jin, no haya asuntos sin resolver que los distraigan de su observancia del Gran Principio. Además, pese a la brutal y errática naturaleza de los Kuei-jin en esta etapa, los antiguos con frecuencia miran atrás a esta dase de su propia existencia con una sensación de nostalgia, y su P'o se asegurará de seguir recordándoles los tiempos mucho más sencillos de entonces.

Esto no significa que los discípulos, jina y mandarines no encuentren al jiang hu fastidioso. Una pandilla de inmortales furiosos e indisciplinados puede poner a prueba la paciencia incluso del más educado antiguo, aunque los Kuei-jin en un punto avanzado de su camino Dhármico tienden a ser más tolerantes con sus travesuras. Si un Mono Corredor hace algo estúpido, pocos mandarines se lo piensan dos veces antes de dejarle un par de marcas. Aunque los jiang hu rara vez son castigados por lo que son, son habitualmente castigados por lo que hacen. La mayoría de los jiang hu no comprenden del todo la diferencia, al menos no hasta que están listos para asumir las responsabilidades de unirse a la sociedad Kuei-jin como un miembro adulto y de pleno. Si bien hay algunos Kuei-jin iluminados que actúan como oscuros mentores para los jiang hu, llevándolos lejos de peligros serios y a situaciones en las que puedan aprender, muchos Catayanos los ven como apenas mejores que soldados de a pie, un peldaño por encima de las Pantallas Escarlata. Lo cierto es que los jiang hu son patéticamente fáciles de manipular, al menos a los ojos de criaturas con asuntos más sutiles a tratar.

Muchos antiguos disfrutan usándolos para que se ocupen de su trabajo sucio mientras ellos mismos permanecen al margen. No es infrecuente que un wu recién formado sea abordado por un jina que explica que está secretamente enojado con cualquiera contra el que estén luchando, ya sea la policía local, inmigrantes laosianos, gaijin o cualquier otro. El jina ofrece al wu ayuda desde detrás del telón, información que por lo general sería inalcanzable para ellos, y cualesquiera ardides y baratijas de que dispone, a fin de ayudar a la causa. Puede pasar desde un mes hasta décadas antes de que el wu descubra que el jina ja estado en realidad suministrándoles propaganda y herramientas con el solo propósito de favorecer sus propios fines. Algunos antiguos fingen revelar sus maquiavélicas naturalezas, llevando a los Monos Corredores a creer que saben de qué forma están siendo manipulados, cuando de hecho no es más que otra treta, más sutil. Incluso los Príncipes de Bambú tratan de manipular a los jiang hu. Puesto que muchas veces son de la misma época actual, y comparten un lenguaje y experiencias comunes, es más que natural que los Takeouji deseen educar y reclutar a sus hermanos en conjunto menos conscientes.

Si un wu parece receptivo a los ideales de los Príncipes de Bambú, un ichimi cercano con frecuencia enviará a un miembro para unirse (infiltrarse en) el jiang hu. A continuación tratan de arrastrar al jiang hu a su causa mediante la retórica y compartiendo información, tal como noticias fragmentarias sobre la política y tradiciones locales y advertencias sobre las manipulaciones de la corte Kuei-jin. A veces tienen éxito; a veces sencillamente irritan al jiang hu. Aunque creen ser más refinados que sus más limitados homólogos, los Takeouji carecen de la sofisticación de los antiguos para la manipulación y el reclutamiento. Muchas veces los Takeouji infiltrados dan la impresión de ser dados a sermonear y se ganan la antipatía del jiang hu, y a ningún wu le gusta descubrir que sus pretendidos amigos únicamente están tratando de convertirlos. Otro problema es que algunos antiguos crean Príncipes de Bambú más amables que los auténticos Príncipes, y un wu jiang hu puede encontrarse con que se ha aliado con el Mandarín cuando es demasiado tarde. Algunos Príncipes de Bambú sugieren que el Takeouji debería practicar lo que predica y adoptar una postura más igualitaria y menos manipuladora hacia el jiang hu, pero otros temen comprometer su seguridad. En toco caso, muchos Príncipes de Bambú piensan que los jiang hu son la clave para reformar la sociedad Kuei-jin y hacen grandes esfuerzos para ponerlos de lado de los Takeouji.

Los wu jiang hu rara vez tienen objetivos políticos a largo plazo en los que los shen estén envueltos. Comienzan estando más interesados en usar su nuevo poder para resolver los asuntos que los ocupaban mientras estaban vivos. Irónicamente, esta desatención de lo sobrenatural en favor de lo común los arrastra hacia la sociedad Kuei-jin cuando se indisponen con los hengeyokai, hsien y otros Kuei-jin o descubren que alguna fuerza mística afecta a sus nuevas no vidas. Una vez un wu se deja enredar en el tapiz de los tratos y maquinaciones shen, a menudo se encuentra retirándose hacia la corte local ya en busca de protección o puesto que, como dicen los japoneses, la serpiente sigue el camino de las serpientes. Otros wu jiang hu pretenden luchar contra el orden establecido cuando se dan cuenta de lo que los Kuei-jin han hecho al Reino Medio. Pueden continuar sus caminos jiang hu pero dirigiendo su ira a la corte local. Pueden tratar de marcharse y buscar otras opciones, o pueden organizarse y trabajar paca cambiar la sociedad Kuei-jin, quizá uniéndose a los Príncipes de Bambú.

Un Maestro Diferente

En lo que respecta a los Monos Corredores de Shanghái, una de las historias más trágicas sobre Kuei-jin es la de Liew. El padre de Liew era un pescador. Padre e hijo trabajaban sobre la barca del padre de Liew, partiendo antes de que el sol saliera y volviendo a menudo después de su puesta. La competencia entre los pescadores de Shanghái era feroz, así que era importante trabajar duro. Liew era honorable en todos los caminos. Su palabra era su ley, y siempre se esforzaba por honrar a su familia.

Una cálida noche, tras un día agotador, Liew y su padre volvían al puerto cuando escucharon el sonido de máquinas detrás de ellos. Liew corrió a la parte de atrás de la barca y vio un gran yate aparecer a través del océano, yendo derecho hacia ellos. Era una noche clara y las linternas sobre la embarcación del padre de Liew estaban todas encendidas, más el yate continuó dirigiéndose en línea recta hacia ellos. Liew hizo sonar la campana y movió la linterna de atrás adelante, más el yate no viró. Liew le gritó a su padre que hiciera virar el bote, pero era demasiado tarde. El yate hizo pedazos la pequeña barca de pesca, y Liew y su padre se hundieron. Liew se arrastró al fin hasta el puerto de Shanghái, con agua salada en sus pulmones y el recuerdo de tener que abandonar a su padre en su mente. Pronto, Liew cayó en una banda de jiang hu que rondaban las dársenas de Shanghái. Se labró una reputación de esforzado trabajador y feroz luchador. Y la noticia de su búsqueda del asesino de su padre se extendió por todo Shanghái.

Una noche cuando la luna brillaba roja sobre el puerto, Tsao-Leh, un mandarín de la Corte de la Carne visitó a Liew y le dijo que podía ayudarle a encontrar al dueño del yate... a cambio de alguna ayuda por parte de Liew. Así que Liew trabajó para Tsao-Leh durante tres meses, al término de los cuales Tsao-Leh le anunció que lo llevaría al yate si Liew juraba servir a Tsao-Leh desde aquella noche en adelante. Liew prestó el juramento. Cuando los hombres de Tsao-Leh llevaron a Liew al yate, Liew se sorprendió al ver que no estaba la tripulación. Audaz, se abrió camino hasta la cabina del capitán, donde encontró a Tsao-Leh. Para su horror, Liew comprendió que había jurado servir al asesino de su padre. Más era un Kuei-jin de honor y no podía faltar a su palabra. Estaba atrapado por su honor y sigue atrapado allí hasta esta noche.

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