Los rituales que subyacen bajo la Guerra del Crepúsculo existen, pero en formas abreviadas. Sin la presencia de un Ganshezhe apropiado en cada corte, los xuezhe deben seleccionar el mutuo acuerdo a otro Kuei-jin para que cumpla ese papel. En la Corte de la Sangre, se espera que el Kuei-jin elegido sea un miembro del Reverendo Tribunal, y algunas cortes tienen designado un Ministro de la Guerra del Crepúsculo o un puesto similar. En otras regiones, sin embargo, cualquier antiguo o Catayano aceptablemente imparcial bastará, y en ocasiones los antagonistas han de entregar una significativa suma para convencer al mediador deseado de que acepte el peso del deber.
Hogaño en el Cúmulo de las Nubes los xuezhe y su mediador tratan de convenir un conjunto apropiado de Preceptos para la Guerra del Crepúsculo. Los antiguos y otros Kuei-jin de poder y renombre pueden presentar las condiciones mediante notario, pero normalmente mediadores improvisados se ven con las manos llenas intentando construir un conjunto de términos convenientemente justos. Una vez establecidos los pormenores de la Guerra del Crepúsculo, los Kuei-jin implicados presentan la situación a la corte. Las distintas cortes tienen distintas tradiciones y protocolos para el Claro de las Nubes, y las austeras convenciones de la Corte de la Sangre difieren enormemente de las celebraciones anticipadores de la Corte de la Llama. En lugares tales como la Corte de la Carne, donde la corte no existe como organización estable, el mediador hace un esfuerzo por comunicar la Guerra del Crepúsculo al menos a aquellos Gui Ren que considera importantes; el resto puede arreglárselas por sí mismo una vez que las cosas se pongan interesantes. Cuando la corte ha sido informada, la Guerra del Crepúsculo comienza. Los dos oponentes empiezan a dedicar sus energías para derrotarse el uno al otro según los preceptos de su Guerra del Crepúsculo.
Los Seis Mandatos
Si bien el Reverendo Tribunal no tienen autoridad a lo ancho del Reino Medio, ha decretado una lista de seis reglas concernientes a la conducta apropiada de los Kuei-jin envueltos en una Guerra del Crepúsculo que es aceptada de forma más o menos general. Debido a su carácter universal, los Seis Mandatos se usan a menudo en regiones incluso más allá del Quincunx, pero los Catayanos de tierras extranjera harían bien en recabar información en cuanto a las reglas locales si no quieren verse envueltos en una Guerra del Crepúsculo.
• Cada acción debe observar el Gran Principio: La guerra del Crepúsculo trata de ser un combare honorable. Traicionar el Gran Principio es ir contra todo lo que simboliza el honor y, por tanto, no puede ser tolerado. Puesto que muchas Guerras del Crepúsculo han comenzado como debates sobre los aspectos más sutiles del Gran Principio, el Primer Mandato ha sido la causa de más Guerras del Crepúsculo crecientes que cualquier otro factor por sí solo. En la mayoría de los casos, se supone que la palabra del mediador resolverá las disputas en este ámbito.
• Respeta el veredicto del mediador: A fin de que la Guerra del Crepúsculo siga siendo civilizada, es importante que ambos contrincantes acaten una autoridad superior, y que sea más accesible que la Augusta Personalidad de Jade. Por esta razón es vital que respeten las decisiones del mediador como vinculantes. En regiones donde el intermediario es un puesto designado por la corte, raramente hay problema, pero en otros territorios, el mediador únicamente tiene el poder que le confiere su fuerza, y el honor de sus clientes.
• Se civilizado; limita los asuntos de la Guerra del Crepúsculo a la Guerra del Crepúsculo: Se espera de los oponentes que se conduzcan con honor, decoro y adecuadas maneras el uno con el otro mientras están en vueltos en una Guerra del Crepúsculo. Del mismo modo, se espera de los combatientes que no involucren asuntos y gente no implicada en la Guerra del Crepúsculo. En una Guerra del Crepúsculo debidamente llevada a cabo, el antagonismo de los contendientes debería confinarse de forma exclusiva a la Guerra del Crepúsculo. En todos los demás aspectos, los rivales deberían ser como aliados. En rigor, este grado de urbanidad es difícil de mantener para todos salvo los más civilizados, y los seguidores de ciertos Dharmas puede que lo encuentren contrario a su naturaleza. Hasta qué punto se respeta este Mandato depende por lo general del grado con el que se enfatiza el honor y las buenas costumbres en la corte a la que pertenecen los xuezhe.
• No pretendas extender la Guerra del Crepúsculo más allá de sus Preceptos: Aunque muchos lo ven como una repetición del Tercer Mandato, de hecho se trata de una advertencia para no agravar las Guerra del Crepúsculo más allá de sus condiciones fijadas. Si la Guerra del Crepúsculo comprende cuestiones financieras, se considera irrespetuoso introducir bandas callejeras en ella. Este mandato se interpreta igualmente como una admonición contra involucrar a otros shen en la disputa a no ser que sean mencionados expresamente en los Preceptos. Una vez más, el acatamiento de este Mandato depende de la naturaleza de la corte y de la naturaleza de los aliados de los xuezhe implicados.
• Obra con honor, templanza y decoro, la Guerra del Crepúsculo no es el campo de batalla de los bárbaros: Dado que los Wan Keui representan las fuerzas de la civilización y el equilibrio dentro del Reino Medio, es importante que obren con el debido empeño. Este Mandato simboliza el a menudo tácito arte subyacente en el combate honorable, la idea de que cualquier cosa digna de hacerse es digna de hacerse con elegancia. Aunque las Cortes Doradas podrían disentir en cuanto a tan indirectos matices de refinamiento, gran parte del resto del Reino Medio considera más favorablemente a un Kuei-jin que luchó hábil y honorablemente pero perdió que a uno que ganó sirviéndose de la fuerza bruta.
• Acepta el término de la Guerra del Crepúsculo. Hayas ganado o perdido, obra con decoro: También ligado al arte de la Guerra del Crepúsculo, el Sexto Mandato sirve para advertir a los Kuei-jin contra la continuación de las hostilidades más allá de su justo final. No debería haber ningún deshonor en perder una Guerra del Crepúsculo, pero negarse a aceptar una obvia derrota es simple necedad. De la misma forma, regodearse y otros alardes indecorosos provoca que los demás Catayano desprecien incluso al más diestro vencedor. Por desgracia, incluso con este Mandato en vigor, muchos xuezhe se niegan a reconocer la derrota y de tal manera, la última noche de una Guerra del Crepúsculo se convierte de cuando en cuando en el mañana de una Guerra de Medianoche.
Salvo en regiones donde la corte tiene mucho que decir en cuanto al desarrollo de las Guerras del Crepúsculo, la presión social, el honor personal y el poder del mediador son los principales ejecutores de los Seis Mandatos. Esto puede bastar, puesto que un xuezhe a menudo está demasiado ocupado con su Guerra del Crepúsculo para desear arriesgarse a la ira de otros Kuei-jin. En los casos en que estos elementos disuasores no son suficientes, no obstante, la Guerra del Crepúsculo puede rodar fuera de control. En tales casos, un Catayano tras otro se ve arrastrado a ella hasta que o buen da lugar a una Guerra de Medianoche o alguna autoridad más elevada interviene.
Si te gustó o fue útil no olvides compartir
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario