• Primera Ley: Es justo eliminar a todo un wu si se ha determinado y probado que sus miembros son akuma, pues quienesquiera que sigan los preceptos de los Reyes Yama constituyen una afrenta a todas las obras de la Agusta Personalidad de Jade.
• Segunda Ley: Es justo eliminar a todo un wu si puede probarse que los miembros del grupo buscan socavar el Gran Principio y destruir las leyes que mantienen la sociedad unida, pues son las Cinco Senda del Gran Principio lo que guía los Kuei-jin hacia su preceptivo destino.
• Tercera Ley: Es justo eliminar a todo un wu si se considera que ha mancillado tanto su herencia que sus propios ancestros claman su destrucción, pues un wu que tanto ofende los honores del pasado sólo puede traer disturbios en el futuro.
Las Tres Leyes de Yuan-Te fueron rápidamente aceptadas por las Cinco Augustas Cortes y pronto se abrieron camino hasta las otras cortes. De una forma u otra, siguen respetándose incluso en estos profanos tiempos. Por todas las Cortes Doradas, las Tres Leyes se han reinterpretado para favorecer a las penangallan con respecto al Gran Principio, y es mucho más difícil que un Kuei-jin varón acuse con éxito a una mujer que en todo el resto del Reino Medio. Otras variaciones de las Tres Leyes son en su mayor parte interpretaciones locales. En las cortes de los Bishamon y entre los miembros del Torbellino Victorioso de Hong Kong, los Catayanos consideran que todos los Kin-jin pretenden socavar el Gran Principio, que confiere a todos los Kuei-jin el deber de destruir a todos los vampiros occidentales. En Corea, por otra parte, es más probable que los Catayanos de las Cortes Verdes invoquen la Tercera Ley, teniendo a las amenazas a sus difuntos ancestros por particularmente abominables.
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