Más Allá del Quincunx

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Gracias al éxodo de los Ganshezhe al final de la Cuarta Edad, muchas de las tradiciones del Quincunx referentes a la Guerra del Crepúsculo se han extendido por todo el Reino Medio. Así y todo, la tradición local perdura con fuerza. Un factor importante que los Kuei-jin visitantes deben considerar es el hecho de que la tradición local puede hallarse más reforzada que los mandatos más amplios del conjunto de la sociedad Kuei-jin. Aunque puede que las Cortes Verdes no se les ocurra pasar por alto el Cuarto Mandato involucrando a los wraith nativos en sus Guerras del Crepúsculo, ni el joss ni los Cielos salvarán a un Gui Ren que ofrezca un pañuelo como regalo a la corte local. Más le valdría estar fuera del alcance de la corte con las primeras luces o estar preparado para Encarar el Ojo del Cielo.

Japón

La Guerra del Crepúsculo en las cortes de los Bishamon es tal vez la más rígidamente reglamentada del Reino Medio. Además de emplear kyouji, árbitros formalmente designados, cualquier violación del código del Tamashiido basta para perder la Guerra. Esta observancia de la vetusta etiqueta a menudo supone un problema para los Kuei-jin extranjeros así como para los recién surgidos del Yomi, más los Bishamon jamás soñarían con abandonar sus tradiciones. Fueron obligados a transigir y huir una vez antes, y nunca lo harán de nuevo. A causa de esta obsesión por el decoro y el arte, un gaki sabe que perder es más apreciado que en cualquier otra parte del Quincunx... aunque sigue siendo considerado un perdedor. Los Bishamon todavía practican artes tales como el battoujutsu y el shinobijutsu, pero prefieren con mucho la clásica Guerra del Crepúsculo en la que el kyouji plantea una misión o tarea y los dos oponentes han de competir para completarla en primer lugar y con la mayor elegancia. En un raro reconocimiento de la modernización del Reino Medio, los Bishamon han comenzado a aceptar asuntos financieros y de negocios como objetivos en la Guerra del Crepúsculo. Antes, lograr poner a un oponente en una posición de vulnerabilidad marcial o espiritual con habilidad era la única opción honorable.

Entre los Genji, los códigos de guerra son menos meticulosos, y la Guerra del Crepúsculo se desarrolla de manera más rápida. Aunque todavía emplean un mediador, su papel es informal. La mayor parte de las Guerras del Crepúsculo Genji se centran en intereses financieros, pero la piratería y otras formas de negocio tecnológicas han llegado a estar de moda. Mientras que los Bishamon esperan que la Guerra del Crepúsculo se desarrolle con minucioso decoro, los Genji buscan iki, o estilo. Un discípulo que pueda socavar a su oponente con el uso inteligente de nueva tecnología o innovadoras maniobras de despacho es más apreciado que uno que confía en el continuo desgaste desde una posición de seguridad. Entre las cortes más poderosas, los demás uji adoptan una especie de término medio, mezclando algo del apego Bishamon a la etiqueta con un poco del dominio Genji del mundo moderno. Cada clan dispone de sus propios rituales ajustados a su papel en la sociedad no viva de Japón.

• Tamashiido; el Camino del Espíritu: El Tamashiido se desarrolló a partir de las mismas tradiciones marciales de honor y destreza que el kyuba-no-michi y, posteriormente, el bushido, exigiendo de los Kuei-jin el mismo rigor que los códigos de los guerreros mortales demandaban a sus seguidores. El Tamashiido requiere de un guerrero Kuei-jin que sea indefectiblemente leal a su maestro, cumplidor de su palabra, fiel a la Augusta Personalidad de Jade y diestro en los caminos de la guerra. También se espera que los Kuei-jin sigan las cinco virtudes del deber, resistencia interior, templanza, resolución y percepción.

Las Cortes Verdes

En total contraposición con la fascinación Genji por el estilo, los miembros de las Cortes Verdes no consideran que puedan permitirse el lujo de contemplar tales filigranas. Eficiencia, rapidez y la habilidad de mantener relaciones positivas con el Mundo Yin son los atributos clave de una Guerra del Crepúsculo en Corea. La importancia de sus vínculos nigrománticos es tal que muchas Guerras del Crepúsculo son dirigidas por un simpan del Mundo Yin así como de entre los Wan Xian. Bajo el vigilante ojo del simpan, se asigna a los oponentes una tarea que los ancestros creen debe hacerse. Quienquiera que lleva a cabo la tarea primero es nombrado vencedor. Al perdedor se le ofrece una oportunidad de salvar su dignidad cumpliendo una segunda tarea, normalmente más difícil, pero incluso si tiene éxito, se considera que ha perdido la Guerra del Crepúsculo. Tales tareas a menudo llevan al xuezhe a cosas extrañas, ya sea en busca de jade, como escolta de alguna criatura que paga bien por buscar refugio en la Senda Paralela, o como espía para averiguar las debilidades de las cortes que circundan Corea.

Las Cortes Doradas

En el interior de las junglas que las penangallan llaman hogar, no hay forma más honorable de batalla que la librada contra los sirvientes demonio de los Reyes Yama. En consecuencia, la Guerra del Crepúsculo sigue consistiendo en visitar a un mediador que echa suertes para determinar un emplazamiento propicio para cazar demonios t ver quién vuelve con más cuerpos después de tres noches de digno trabajo. En ciertas áreas, tales como Tailandia y Malasia y los antiguos templos de Sri Ksetra y Angkor, la antigua Danza del Fénix Escarlata todavía se practica, para el deleite de los espíritus de la jungla.

Aunque hay algunas constantes en los estilos de librar la Guerra del Crepúsculo a todo lo largo del Reino Medio, es mucho más exacto afirmar que cada Guerra del Crepúsculo es diferente. Cada Guerra del Crepúsculo implica a distintos Kuei-jin en distintas circunstancias luchando por distintos objetivos. A pesar de eso, la institución de la Guerra del Crepúsculo como combate honorable entre los Kuei-jin persiste como una importante tradición unificadora y que ha perdurado desde las primeras noches de su raza hasta el fin de la Quinta Edad.

La Trágica Historia de Churai, Nikom, Sompron y Maliwan

En el tiempo del gran Imperio Siamés, Churai y Nikom, dos orfebres, vivían en la misma ciudad que Maliwan, una mujer famosa por su elegancia e ingenio. Como ocurría a veces, la población fue atacada y destruida por señores de la guerra del imperio oeste. Los tres murieron y los tres respiraron el Segundo Aliento. Con el tiempo, Churai y Nikom se enamoraron de Maliwan y se decantaron en secreto por el Afilado de la Hoja al Alba para determinar quién tendría el derecho de cortejarla. Escogieron a Sompron, su más íntimo amigo, como su mediador, y se pusieron a trabajar para ver quién podía elaborar la pedrería más preciosa. Desgraciadamente, Sompron también se había enamorado de Maliwan, y trató de agravar la Guerra del Crepúsculo, para así poder tenerla para él. Sólo después de que Nikom hubo matado a Churai comprendió que Sompron lo había manipulado. Tras haber matado a Sompron con sus propias garras, Nikom escogió Encarar el Ojo del Cielo. Al final, sólo quedó Maliwan para llorar la pérdida de sus amigos.

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