Talento: Callejeo *

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El Callejeo representa tener una cierta reputación y saber con quién hablar en cada momento, pero no es un cajero automático de contactos y mercancía ilegal a utilizar cuando sea conveniente. Los éxitos significan que un Kuei-jin sabe justo a donde ir y con quién hablar para obtener los bienes o la información que busca, o que suele estar al tanto de las noticias y el cotilleo del día a día, pero esto es sólo información. Puedes hacer que un personaje vaya a las calles a buscar conocimientos, a menos, claro está, que la actividad no sea clave para la crónica y no quieras que exista esa distracción. 

La actividad en el ámbito de los bajos fondos es central para el Callejeo y para todo el ambiente de las calles; hace que un personaje esté en contacto con el resto, mantiene la reputación que éste proyecta y supone una oportunidad para hacerse con información que de otro modo podría no haber llegado nunca hasta los jugadores. Mantener una presencia activa puede ser especialmente importante si un personaje está actuando de manera que desentona con su imagen en la calle. Puede ser muy desconcertante para un personaje cuya mascarada sea la de un deprimido y marginado contrabandista que se le pregunte "¿No fuiste tú a quién vi en las páginas de sociedad, ya sabes, en el baile del embajador chino?". El proceso de llegar a conocer las calles no está carente de dificultades. Después de todo, al mismo tiempo que un Kuei-jin aprende más sobre ellas, otros también lo harán. El Narrador puede pedir tiradas de Astucia + Etiqueta para que un personaje pueda conocer la escena en la calle, ahorrando así el jugador experiencia para comprar círculos en Callejeo. Es posible también que el personaje necesite sobornar a habitantes de los bajos fondos, meterse en unas cuantas peleas o mostrar "credenciales" de algún tipo (por ejemplo, como yakuza o policía) que puedan despertar el interés del resto de los habitantes de las calles. Los desconocidos en las calles son potencialmente peligrosos y, por ello, aún a pesar de su natural deseo de secretismo, los Kuei-jin deben proyectar una imagen aceptable para no ser evitados (o algo peor). Los personajes que hagan estos esfuerzos no deberían ganar puntos en Callejeo.

• Perder Facultades: La dificultad debería aumentar en las tiradas de Callejeo de aquellos jugadores cuyos personajes no pasen cierto tiempo, al menos una vez al mes (tiempo de juego), vagando en su vecindario local. En las calles, la gente enseguida empieza a sospechar al perder la pista de alguien que ha estado tramando algo (empiezan a preguntarse si han sido engañados). De nuevo, la clave a recordar es que, al igual que los personajes vigilan a otros individuos en las calles, también ellos están siendo vigilados. Los Kuei-jin son peligrosos y poderosos, pero son simplemente una parte del sistema social urbano y de ningún modo son una porción omnipresente. Otra manera de representar una pérdida de contacto al nivel de la calle sin jugar con números, es hacer que los resultados de un éxito sean menos útiles para el personaje: por ejemplo, localiza a un traficante de heroína, pero no se da cuenta del hecho de que el tipo está bajo vigilancia policial, o lo capturan, pero con una cantidad de drogas no lo suficientemente grande para las necesidades del personaje. Las calles son un lugar oscuro y a menudo es más peligroso tener algo de conocimiento que no tener nada.

• Hacer Tratos: Recuerda que, incluso en las calles, el dinero no lo puede comprar todo. En algunas crónicas puede hasta llegar a ser un problema; los Kuei-jin, con sus caminos inmortales y sus poderes, no encuentran difícil adquirir vastas riquezas, y algunos jugadores tratan de traducirlas en amplias influencias o, al menos, en un fácil acceso a todo aquello que desean. La combinación del Callejeo con el dinero, o hablando más estrictamente, con el trasfondo Recursos, puede parecer una fórmula para el desastre en aquellas ocasiones en las que los jugadores tratan de justificar sus acciones disparando al aire sus pistolas automáticas, cargadas con munición de Aliento de Dragón. Pero las cosas no son tan simples, y puedes exagerar este aspecto tanto como sea necesario para hacer que los jugadores indisciplinados comprendan la dura realidad. En primer lugar, derrochar grandes cantidades de dinero en objetos exóticos atraerá mucha atención si no se cuenta con una respetable reputación en las calles. El comandante militar local, el jefe del crimen o el jefe de policía (corrupto o no) se interesará inmediatamente por una misteriosa persona que adquiere un arsenal. Por otra parte, los personajes difícilmente van a ser las únicas personas con dinero en las calles. Oficiales corruptos, narcotraficantes y muchos otros mortales pueden fácilmente tener acceso a enormes sumas con las que contrarrestar los esfuerzos de los Kuei-jin.

Se pueden pedir muchas cosas a un personaje a cambio que éste consiga lo que quiere: quizá un asesinato a cambio de drogas, pasar algo de contrabando a cambio de unas pistolas o drogas a cambio de un asesinato. La policía tendrá más dificultades en seguir la pista de estos acuerdos o trueques, especialmente si tratan de rastrar movimientos de dinero. El Narrador debe establecer las exigencias de forma que se adapten a la imagen que los personajes de los jugadores han adoptado en las calles. No pides a un grupo de proxenetas que hagan contrabando marítimo de drogas, pero puedes decirles que te consigan algunas mulas que puedan portar estas drogas en su vuelo hasta San Francisco. Si un personaje realiza una acción o provee de algún artículo a otro de forma gratuita, podrá hacer acopio de favores para pedir cuando los necesite o con los que poder negociar con otra persona. Esto último puede poner en aprietos a personajes que se vean forzados a devolver favores a un enemigo o rival en potencia.

¿Quién eres en las Calles? Si quieres empezar una brutal y descarnada crónica con gánsteres y escoria de la calle, piensa cuidadosamente en hacer que los jugadores tengan completas imágenes de ellos mismos en las calles. Es muy importante saber exactamente qué opinión tienen los diferentes habitantes de las calles de los personajes. ¿Qué ocurre si dos personajes son miembros de Tríadas aliadas que tienen repentinamente una disputa? ¿Está alguno de los personajes conectado, a los ojos mortales, con el concejal local que acaba de ser arrestado por corrupción? Estos detalles y otros parecidos son pequeños pero importantes para tu crónica.

• Cuando No se Puede Conseguir: En ocasiones no importan los contactos que puedas llamar, las palizas que puedas dar o lo que puedas llegar a ofrecer; lo que buscas simplemente no se puede conseguir. Puede ser un bien escaso o de mucha demanda, o quizás los traficantes y la escoria de la calle no están dispuestos a venderlo. Esto último podría parecer extraño para nuestro concepto occidental del crimen, pero la mayoría de las sociedades asiáticas son bastante autoritarias, y los criminales casi siempre operan con algún grado de reconocimiento semioficial que les dice hasta donde pueden llegar. Una de las limitaciones más comunes son las que afectan a armas y drogas. Países como China, Singapur, Malasia y Vietnam ejecutan a todo aquel que trafique con alguna de las dos, y en muchos otros países asiáticos las penas aplicadas son muy duras.

La corrupción policial puede aliviar algo el peligro con relación a las drogas, pero no podrá hacerlo en lo que respecta a las armas, debido a la importancia política que para la mayoría de los gobiernos asiáticos tiene el mantener a raya a la sociedad. Cualquier policía quiere ante todo mantener su trabajo, por ello, no importa lo corrupto que pueda ser, te perseguirá si empiezas un tiroteo en público. Hay restricciones similares en todo aquello que afecte a la política; como el tráfico clandestino de disidentes o el suministro de antenas parabólicas ilegales que permitan ver las emisoras de televisión sin censurar. Cualquier personaje que trate de hurgar en estos asuntos, tendrá probabilidades de descubrir que todo lo que su Talento de Callejeo le puede conceder es un montón de negativas de gente que le dice que se desaparezca, que no sea inocente, que se vaya al infierno o puede que las tres cosas.  Si un personaje se niega a aceptar un no como respuesta, probablemente sufrirá una paliza, o puede que alguien haga una cuidadosa llamada a la policía local, que estará feliz de utilizar su escuadrón secreto para tratar de vender al personaje cualquier cosa que quiera.

• Nuevo en la Ciudad: Cualquier Kuei-jin que no sea nativo deberá pasar algún tiempo tratando de conocer la escena local. Según el nivel de conocimiento deseado, un demonio deberá pasar desde una (para tener un nivel de acceso Novicio) a cinco semanas (para un nivel de acceso Maestro) patrullando, yendo a clubes y rindiendo pleitesía a todas horas, acostumbrándose al modo en que funcionan las cosas. Si no puede prestar toda su atención a este proceso de aclimatación, el número de noches necesarias se incrementará. Hasta que el personaje pase todo el tiempo que necesite conociendo como funcionan las cosas en su entorno, todas sus dificultades de Callejeo se incrementarán, al menos, en 1. No hay tirada para conocer la escena local, simplemente lleva su tiempo. Si un Kuei-jin es de una etnia o un trasfondo religioso distinto al habitual para la ciudad en la que busca integrarse, el Narrador puede optar por endurecer aún más la tarea de aclimatación, y quizá incluso provocar un poco de violencia popular "aleatoria", que de a entender los problemas a los que se enfrentan las minorías asiáticas en su propio continente.

¿Qué Ocurre si el wu de los jugadores no dispone de nadie con Callejeo?

En este caso, la diversión sólo acaba de empezar, ya que hay muchas almas caritativas en las calles que hacen de su propósito en la vida hacer conexiones entre la gente. Amañadores, intermediarios, traficantes o cualquier nombre que les quieras dar, toda una clase de medio delincuentes que, a cambio de la cantidad o el favor adecuado, ponen a la gente en contacto con cualquier cosa o persona que deseen. Este sistema tiene sus propios inconvenientes, y es que otorga, frecuentemente a un humano, una potencial visión de las actividades del wu, poniendo a los personajes en peligro de acabar inmersos en los problemas del intermediario (y pueden ser su fin).

Todo esto debe observarse bajo las posibilidades de la Narración, por supuesto. Una técnica especialmente efectiva es hacer que los personajes asuman algunas tareas mundanas en nombre de su intermediario, que les devuelven repentinamente al mundo de los Muertos Famélicos. Si descubren que el pequeño paquete que transportan pertenece a un poderoso mandarín, deben hacer balance entre las preocupaciones de los vivos y los no vivos. Puede llegar a ser muy enervante tener que utilizar la mascarada de modestos agentes mortales, al servicio de un igualmente humilde criminal mortal, al encontrarse cara a cara con el mayordomo Dhampyro del Mandarín de los Siete Ríos.

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