Mariko entró con cautela en la menuda habitación. La débil luz y el perfume a incienso rancio que se mezclaba con los habituales olores de Tsingtao y los yakitori le dijo que lo que había oído era correcto: Kosuke-sama había venido aquí, al apartamento de su primo-¿Yokatun?-dijo con un gruñido mientras andaba más allá de la minúscula lavadora.
-Está indispuesto- murmuró el jina saliendo de detrás del biombo-. No deberías haber envuelto al pobre chico en tu mezquina revolución.
Mariko no podía ver a su primo, pero podía ver el reflejo de Kosuke-sama en la única ventana. Con una helada sonrisa, miró al dame-sama, respondiendo: "y tu harías mejor en no herir a un chico cuyo hermano mayor es lugarteniente de policía", y aguardó a las balas.
Lo segundo que hay que hacer es conectarse. Las cortes tienen shintai y ritos y antiguos espíritus que pueden llevar un mensaje de un lado de China al otro en menos tiempo del que emplea un Yakuza en tajar un nudillo. ¿Cómo pueden los Takeouji competir con eso? En realidad, muy fácilmente. Superan por completo a sus antiguos con teléfonos móviles, correo electrónico, videoconferencia y el resto de los sistemas de comunicación modernos. E incluso si se decantan por la baja tecnología, los Príncipes de Bambú pueden usar Correo Federal urgente para enviar material con más seguridad que la que los antiguos tienen con sus correos personales más leales.
Los Príncipes de Bambú también se desenvuelven bien en el campo de los idiomas. La mayoría de ellos habla inglés como su segunda lengua, en tanto apenas si hay un antiguo de cada veinte que lo entiende. En contrapartida, el inglés es hablado por la mayor parte del mundo, no sólo la mayor parte del Reino Medio. Los Takeouji pueden conseguir aliados e información de lugares que los dame-sama consideran totalmente fuera de su incumbencia. Pueden encargar pistolas y pertrechos de guerra excedentes de Alemania, y ninguno de los espías de la corte tradicional, informadores o espíritus aliados tendrá la menor idea de lo que está sucediendo.
Otra finalidad de estar conectado es no perder contacto con amigos de cuando el Kuei-jin se alimentaba de algo más que Chi. Los Takeouji tratan de conservar a sus amigos vivos tan protegidos como pueden sin llamar demasiado la atención hacia ellos. Los amigos mantienen a los Príncipes de Bambú en contacto con el mundo, lo que es una importancia vital. Al fin y al cabo, los Príncipes de Bambú emplean tanto tiempo guardando sus espaldas que no tienen el suficiente para mantenerse al día sobre los últimos desarrollos en piratería informática o la Bolsa Nikkei. Un Mono Corredor que sabe cómo jugar el juego encuentra que sus antiguos contactos, compañeros, primos y cómplices llevan a cabo gustosos una investigación a cambio de alguna ayuda desde el más allá. Sólo ha de cuidarse de no dejar que los dama-sama se imaginen quién le está ayudando, o sus aliados podrían terminar muertos o bajo el control de sus enemigos.
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